De un tiempo a esta parte, expresiones como “a pelo” o “a peluche” se repiten con naturalidad entre adolescentes y jóvenes en redes sociales, canciones de trap y memes virales. Todas remiten a lo mismo: tener relaciones sexuales sin preservativo. Lejos de ser una moda inocente, la tendencia preocupa a especialistas en salud, ya que se refleja en el crecimiento sostenido de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) en la Argentina.
Las cifras lo demuestran: en 2023 la tasa de sífilis en el país aumentó un 22% y la gonorrea alcanzó su nivel más alto registrado. En paralelo, el VIH sigue diagnosticándose en un 98% de los casos por relaciones sexuales sin protección. En este escenario, apenas el 17% de los jóvenes declara usar preservativo siempre en todas sus relaciones sexuales, según advierten organizaciones de salud sexual.
El dato no es menor: el preservativo continúa siendo el único método anticonceptivo que previene al mismo tiempo embarazos no intencionales e infecciones. Sin embargo, la banalización del sexo sin protección en discursos culturales y en la esfera digital contribuye a reforzar hábitos de riesgo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había advertido que cada día más de un millón de personas contraen una ITS curable en el mundo, muchas veces sin presentar síntomas. Esto no solo dificulta el diagnóstico temprano, sino que también favorece la expansión silenciosa de estas infecciones.
El caso Misiones: menos insumos, más vulnerabilidad
A la tendencia cultural se suma una dificultad estructural en la provincia de Misiones: desde hace dos años, el Ministerio de Salud de la Nación dejó de enviar anticonceptivos, preservativos, tratamientos de hormonización y kits para víctimas de violencia sexual. Así lo confirmó a PRIMERA EDICIÓN la directora de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud Pública provincial, Norma Miño, quien detalló que la Provincia debió hacerse cargo de la compra de todos estos insumos con recursos propios.
La funcionaria advirtió que el impacto ya es visible: mientras hasta 2023 se colocaban entre 9.000 y 11.000 implantes subdérmicos en adolescentes, actualmente la cifra ronda entre 4.000 y 5.000. El déficit es notable: para alcanzar a la población objetivo se necesitarían unos 27.000 implantes subdérmicos. “No se puede cortar una política pública que venía mostrando resultados en la reducción del embarazo adolescente no intencional”, señaló Miño, recordando que Misiones es la provincia con mayor proporción de población joven del país.
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Además, la escasez de preservativos el insumo más básico y económico, pero a la vez el más eficaz para prevenir ITS preocupa especialmente. Según Miño, los indicadores en cantidad de enfermedades venéreas en la población joven ya están en “drástico aumento”, aunque todavía no se refleje de la misma forma en la tasa de embarazos no intencionales gracias al esfuerzo provincial por sostener las compras.
El abandono de las políticas nacionales de provisión de métodos anticonceptivos y la naturalización del sexo sin protección crean un escenario de alta vulnerabilidad para la juventud. La conjunción de factores culturales y políticos se traduce en una verdadera bomba de tiempo en términos de salud pública.
Los equipos sanitarios insisten en reforzar la educación sexual integral, el acceso universal a los métodos de prevención y el cumplimiento de las leyes vigentes, como la Ley 25.673 de Salud Sexual y Reproductiva o la Ley 27.610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que garantizan derechos y herramientas para el cuidado de la salud.
Sin embargo, mientras en las redes se celebra con ironía la práctica “a pelo”, la realidad marca que detrás del meme o del hashtag hay un aumento silencioso de infecciones que podrían prevenirse con una acción tan simple como usar preservativo.
Con información de Chequedo.com y PRIMERA EDICION.








