El juez de Instrucción 1 de Puerto Rico, Leonardo Manuel Balanda Gómez, firmó la prisión preventiva para un joven de 19 años por el “abuso sexual con acceso carnal” a una niña de 7 años, señalaron fuentes del caso.
El caso, según el expediente, se remonta a la tarde del domingo 21 de abril de 2024, en circunstancias en que la menor se dirigía sola a comprar a un kiosko ubicado en la localidad de Garuhapé.
Fue allí que, de acuerdo a las denuncias, indicios y testimonios (incluso de la pequeña en Cámara Gesell), el imputado, quien es vecino del lugar, le habría ofrecido a la víctima “si quería probar algo” (TXT), haciéndola ingresar al sector hall de su domicilio. Acto seguido, la habría abrazado y realizado actos tocamiento sexual para luego obligarla a “cerrar los ojos” (también cita textual) y seguidamente someterla sexualmente, tal y como consta en la resolución judicial.
Fue la madre de la menor quien se presentó el mismo día del hecho ante la Comisaría de la Mujer de Puerto Rico y relató que se enteró de lo sucedido por dichos de su hija.
Agregó que a las 16, aproximadamente, su madre fue de visita a su domicilio y en determinado momento se sintió mal de salud, por ello dejó al cuidado de su hija a su progenitora (abuela de la menor), ya que en el barrio donde vive la abuela también tenía amiguitas para jugar.
Siendo las 18, la madre de la denunciante le pidió a su nieta que vaya a un kiosco a comprar algo para merendar, debido a que la menor tenía hambre. Era cerca y la niña, según su progenitora, sabía ir y volver sola.
Al regresar, la pequeña le contó llorando a su abuela que cuando iba al comercio fue interceptada por un vecino, quien le hizo cosas indebidas.
En el transcurso de la investigación, la madre de la víctima ratificó la denuncia en sede judicial.
También brindó testimonio la abuela, quien confirmó que envió a comprar a su nietita al kiosco, que queda en la otra cuadra de su domicilio, debido a que ella tiene imposibilidad de andar con bastón en las veredas porque están rotas. “La mandé solita, muchas veces fue a comprar ella con mis otros nietos, a veces van varios, a veces van dos. Le di la plata y ella fue, yo siempre controlo cuánto demora porque tiene amigas en el barrio. Ella volvió a casa y no demoró tanto, pero cuando regresó estaba distinta. Tiró la bolsita de yogur y galletitas en el sofá, gritaba y golpeaba la pared y me decía ‘no tengo que confiar más en nadie’. Iba al baño, se enjuagaba la boca, se pasaba el cepillo, escupía, venía a mi pieza llorando otra vez, así varias veces, realmente me asustó y me levanté y la quise abrazar y me decía ‘mirá abuela me sangra la boca’. Ahí se quebró, se largó a llorar. La abracé, y trataba de calmarla, y le pregunté ¿qué te pasó, te caíste?, pero no me quería contar nada. La abracé y entre llantos finalmente me contó lo sucedido”, describió la abuela en sede judicial.
Los familiares contaron que la menor, el mismo día del hecho, les marcó la vivienda donde habría sido atacada sexualmente e incluso señaló al propio acusado.
En Cámara Gesell, la niña -según las autoridades judiciales- “colaboró en el abordaje de los hechos que se investigan y brindó detalles importantes como describir la conducta del presunto agresor. El testimonio fue claro, coherente y sin contradicciones”.





