Ayer se inauguró la muestra de esculturas creadas en el marco de la primera edición de la Bienal Cainguás, realizada el año pasado en Aristóbulo del Valle. Se trata de cinco obras que permanecerán en exhibición hasta el 13 de julio en el Museo Juan Yaparí (Sarmiento 1885), de Posadas.
Luego, esta exposición itinerante continuará en la Facultad de Arte de Oberá y posteriormente se instalará en Eldorado y Puerto Iguazú. La apertura contó con la presencia de autoridades y referentes de la cultura, junto a la participación de las artistas Silvana Kelm y Tanya Muller.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el director de Cultura y Comunicación de la Municipalidad de Aristóbulo del Valle, Luis Bernal, expresó su satisfacción por la llegada de la muestra a Posadas y explicó que el objetivo es acercar las cinco obras de la Bienal a otras localidades a través de las distintas direcciones de Cultura: “La idea es realizar una muestra itinerante para que la gente que no pudo acercarse hasta Aristóbulo pueda conocerla”.
Asimismo, indicó que desde 1988 Aristóbulo del Valle es una vidriera natural y artística, a través del Parque Lineal Cainguás, un espacio donde se exhiben esculturas al aire libre.
La obra que resultó elegida por el jurado en la Bienal del año pasado “va a formar parte de esas esculturas del Parque Lineal. Entonces, está bueno que la puedan ver, porque después que termine la muestra quedará instalada para siempre en un solo lugar: Aristóbulo”, agregó.
Por su parte, la artista y docente Tanya Muller, oriunda de Aristóbulo y ganadora del Premio del Público por su obra “Resiliencia”, contó que participar en el evento fue “una experiencia inolvidable y de mucho trabajo”, ya que hacía “doce años que no producía una obra propia”, debido a su dedicación a la enseñanza de las artes plásticas en la Escuela Normal de esa localidad.
Participar de la Bienal fue “una posibilidad para volver a reencontrarme con el arte. Fue un trabajo arduo, pero se llegó, y creo que superó las expectativas que tenía sobre esta obra”, confió.
Muller explicó que su obra, hecha en madera y metal, está centrada en la figura de un corazón y lleva el nombre “Resiliencia”, como una forma de representar “luchar, sobrevivir y renacer, algo que tanto la naturaleza como el ser humano tienen en común. Somos resilientes porque luchamos y renacemos. Y la naturaleza, creo, también tiene ese corazón de metal, de hierro fuerte, que sin darse cuenta renace entre las cosas más feas o desgastantes”, definió.
Cinco expositores
Entre las piezas que pueden verse en el Museo Juan Yaparí, también se encuentra la escultura “Ritmo de lo Vivo”, de Francisco Gustavo López, ganadora del Premio del Jurado. Mientras que la artista Yohana Pedrozo fue reconocida con una Mención Especial por su obra “Paréntesis”, que combina elementos naturales con símbolos del lenguaje para transmitir sutiles mensajes del entorno. Completan la muestra “La naturaleza fragmentada”, de Carla Antonella Fleitas, y “Simple inicio”, de Silvana María Kelm.
Cabe recordar que estas obras fueron seleccionadas entre 20 proyectos y son testimonio del talento regional y de la riqueza ambiental de Misiones.
La Bienal Cainguás no solo visibiliza el arte escultórico, sino que también refuerza el vínculo entre comunidad y naturaleza. Cada pieza, en su diálogo entre madera y hierro, recuerda que el arte es un acto de resistencia, memoria y esperanza.





