Meditar es una forma de encontrar calma, disminuir el estrés, conectar con nuestro cuerpo y solo si ese acto se profundiza de manera consciente con un propósito puede ayudarnos a mejorarnos a nosotros mismos.
La meditación no te hace mejor persona ni peor, simplemente ayuda a sentirnos en calma, sin presiones y nos saca de todos los momentos difíciles para poder continuar con nuestra experiencia de vida normalmente.
La meditación que se practica a diario tiene diferentes efectos según lo que deseemos lograr. Llamamos meditación con propósito a ese momento de silencio en el que no solamente logramos bajar el ritmo cardiaco, conectar nuestro corazón con la mente, sintiendo y luego tomar eso que deseamos como en una imagen, sintiendo que lo logramos, estando en esa dimensión sin tiempo. El propósito de cada persona no siempre es bueno para todos, no siempre apunta a sanar el medioambiente, lamentablemente existen personas con propósitos que dañan y eso no se cambia con la meditación.
Algo similar ocurre con la oración, con el acto de orar o rezar sin llegar a nada. Muchas personas viven orando y no logran ser mejores personas porque no piden ser mejores personas sino piden otra cosa.
Incluso si meditamos con el propósito de ser mejores personas debemos ir tomando acción respecto a lo meditado. Para ser mejores personas, entendiéndose como más compasivas, más amorosas, menos autoexigentes, pacificadoras, benefactoras, sin prejuicios, viendo al otro como un todo, tendremos que poner en práctica el cambio de programas, un reemplazo de aquello que ya no queremos ser por ese que nos convertirá en la persona que sí deseamos ser a partir de este momento.
Estudios científicos
Un equipo internacional de científicos revisó 20 estudios y concluyó que la meditación no reduce la agresividad ni los prejuicios, tampoco aumenta la empatía ni la compasión.
Otras investigaciones sugieren que la meditación puede tener beneficios en el bienestar emocional y la salud en general, como la reducción del estrés y la mejora de la concentración.
Desde un punto de vista subjetivo es que la meditación puede ayudar a las personas a tener una mayor consciencia de sí mismas, algo que puede facilitar la aceptación de uno mismo y de los demás.
Puede ayudar a desarrollar una mayor autodisciplina para llevar una vida más saludable, por ejemplo.
Profundización
Josep M. Clopés, reconocido como maestro de meditación con más de 30 años de experiencia en la práctica y más de 10 en la enseñanza afirma que. “La meditación es el arte y la ciencia de vivir el momento presente” y él mismo reconoce que meditar no te hace mejor persona. Es lo que es.
Pero vayamos más lejos en el tiempo y veremos que la meditación se desarrolló en el taoísmo de China y en la India budista. Es mencionada en los Yoga Sutras, el primer texto sobre Yoga escrito por Patanjali (siglo III a. C), erudito de la India, considerado la base de esta disciplina milenaria.
Son esos seres que destinaban y destinan gran parte de su día a la meditación, quedando en trance durante largo tiempo.
El objetivo en general era llegar al tan ansiado Nirvana, alcanzar un estado de iluminación y liberación del sufrimiento, donde se detiene el ciclo de reencarnaciones y se alcanza una paz y quietud absolutas. No es un estado de aniquilación, sino de liberación del apego y los deseos.
Ser humanos
Como seres humanos “normales”, de los que estamos trabajando, lidiando con todos los conflictos típicos de la vida cotidiana que tienen que ver con el trabajo, ser amigos, ser padres, ser empleados o jefes, pensar cómo conseguir el sustento, la vivienda, y tantas otras cuestiones mundanas, podemos utilizar la meditación como esa herramienta que nos vuelve a poner en foco de uno mismo.
Con unos minutos de buena respiración que acalla la mente, nos conectamos con el cuerpo, sentimos nuestro corazón y enviamos señales al cerebro para que sepa que estamos bien, que deje “acosarnos” con pensamientos preocupantes y nos contemos una historia más tranquila, que nos muestre la belleza de estar vivos y dejar de lado lo que nos lastima, eso que nos duele o nos hace sentir tristeza para comenzar a tener pensamientos alegres. Claro que para algunas personas esos pensamientos alegres pueden no ser del todo “santos”.
Por eso, los yoguis en busca de la perfección también tienen que leer las escrituras, las enseñanzas como quienes en el cristianismo leen la Biblia, y así y todo hay seres que meditan, oran y también dañan. Este camino de Ser humanos precisamente vamos aprendiendo y lo bueno es que vamos sumando herramientas que nos conducen a un destino mejor.
Valoración
En estos tiempos de la Era de Acuario, de los cambios, de la transformación, la herramienta de la meditación nos ayudará a realizar los cambios que deseamos.
Lo cierto es que cuando meditamos no solo calmamos la mente, también -como afirma Josep M. Clopés-, entrenamos a nuestro cerebro para que sea más eficiente en cómo maneja la información.
Por ejemplo, esta práctica fomenta la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse, creando nuevas conexiones neuronales.
Las conexiones se logran al enfocarse en la atención y la práctica de la meditación, entonces se fortalecen las vías neuronales específicas, creando una nueva estructura cerebral que impacta en la regulación emocional, la concentración y la reducción del estrés.
Tengamos presente para qué meditamos, cuál es el fin que deseamos porque esta herramienta es complementaria no única.
Rosanna Toraglio
Periodista de Primera Edición/ BioPsicoTerapeuta








