La energía del cuerpo, también conocida como energía física o vital, es la fuerza que impulsa las funciones biológicas y mantiene el cuerpo en funcionamiento. La energía espiritual, en cambio, es una fuerza más sutil y trascendente, relacionada con la conciencia, el espíritu y la conexión con lo divino.
La principal fuente de energía para las funciones fisiológicas proviene de los azúcares simples como la glucosa. Además, el cuerpo humano puede almacenar grandes cantidades de energía en la grasa.
Hablamos de energía mental que también nos mueve a realizar cosas, a crear, a soñar y muchas veces nos encontramos diciendo que estamos cansados mentalmente.
Según estudios, el 40% de los trabajadores piensa que el agotamiento, también conocido como burnout, es una parte inevitable del éxito. Pero todos sabemos que somos seres humanos, no robots y absolutamente nadie debería trabajar sin parar durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana; todos necesitamos descansos o colapsaríamos.
Como somos un todo y no una parte separada de la otra, veremos que nuestra energía se alimenta de nutrientes para que la máquina corporal funcione de manera óptima. Pero podemos estar físicamente saludables energéticamente y vivir una experiencia dolorosa que nos sacará esa energía.
Lo que nos pasa en el cuerpo nos pasa a nivel mental y espiritual, como también todo lo que nos pasa a nivel mental y emocional termina sí o sí expresándose en el cuerpo.
Somos animales sociables, necesitamos del contacto con el otro para poder sobrevivir y para poder vivir plenamente necesitamos contactos placenteros, divertidos, enriquecedores y de mucho afecto. Cuanto más amor existe en nuestra vida, más alto será nuestro nivel energético.
¿Sabían que cuando el espermatozoide ingresa al óvulo en el momento de la fecundación, se produce un destello de luz? Esto está científicamente fotografiado y antes de esa fotografía ya los sabios gurúes nos hacían ver que somos seres de luz. Pues está la prueba científica para los que no lo creían. Esa luz, ese destello es como cuando enchufamos algo para que comience a andar. Lo mismo nosotros.
Podemos interpretarlo a nivel metafísico, espiritual y también científico.
Cuando nos movemos destilamos energía, también vamos bombeando para producirla, somos una máquina perfecta que puede hasta autoregenerarse a si misma si lo deseamos.
Si somos conscientes de esta energía podemos cuidarla un poco mejor, tendremos en cuenta que si estamos cansados mentalmente buscamos los escenarios para descansar. Si estamos cansados físicamente podemos reposar mientras ingerimos frutas, semillas y verduras para recomponer la energía.
Lo mismo ocurre cuando nos sentimos deprimidos, sentimos que no nos dan ganas de hacer nada, ni de mover los labios para sonreír.
Entonces buscaremos mirar películas alegres, escuchar música positiva, tomar jugos de zanahorias, remolacha, un poco de jengibre, limón y miel. Busquemos lo que nos pondrá pilas para retomar el ritmo normal.
Muchas veces decimos que tal o cual persona nos “chupó” o “robó” la energía porque cuando llegamos a casa estamos como cansados. Durante ese encuentro pasó que no cuidamos nuestra energía y se la entregamos completa.
Cuando estamos con una persona que necesita energía se la podemos dar con un abrazo. Ahí no se pierde energía, abrazar es recargar-se. Sin hablar.
Luego vamos a sentarnos frente a la persona tratando de estar lejos del campo energético o no tan pegados. Allí la escucharemos y desde nuestro corazón enviaremos señales de bienestar. Después de eso volverás a casa con satisfacción y tu energía positiva intacta.
Ritual para nuestras energías
Una herramienta que tenemos para recargar energía es la meditación. Tenemos centros energéticos que son los chakras y en ellos pensamos cuando meditamos. En la imaginación sentimos cómo cada uno va girando y brillando. Con diez minutos tendremos la energía repuesta.
Perdemos energía cuando tenemos muchas ventanas abiertas en la computadora. Cerremos todas y dejamos una. Cuando miramos las redes perdemos energía, la recuperamos dejándolas de lado, cerrando los ojos y respirando profundamente mientras imaginamos un lugar maravilloso.
Perdemos energía si gritamos y si nos enojamos. La recuperamos caminando descalzos y poniéndonos al sol.
Rosanna Toraglio
Periodista de Primera Edición-BioPsicoTerapeuta.









