Aunque la actividad económica muestra signos de recuperación, los mismos no terminan de consolidarse y el consumo termina por desnudar esa inconsistencia.
Específicamente sobre alimentos, el rubro continúa en baja y productos claves como la carne deben ser reemplazados por pollo o cerdo entre los sectores económicos más postergados.
El dato se agudiza en el caso de quienes están por debajo de la línea de pobreza, entre quienes se nota el traspaso del consumo de carnes a variantes clásicas como los fideos, la polenta o el arroz. Otros grupos sociales, en tanto, empiezan a reactivar las compras de bienes durables -electrodomésticos y autos-.
Datos de la consultora especializada Scentia señalan que en 2024, el consumo acumuló una caída del 14% en marzo, y en el primer trimestre de 2025 del 8,5%.
Los datos reflejan una pérdida importante en el poder adquisitivo, sobre todo en los sectores bajos y medios, lo que en definitiva ralentiza el ritmo de recuperación de una larguísima recesión.









