Entre los presentes este sábado, en la Plaza de San Pedro del Vaticano, para el funeral del papa Francisco se encontraba el sacerdote misionero Matías Ache, párroco en la diócesis de Oberá, Misiones.
Luego de un viaje largo con escala en Alemania, que era su destino inicial, y visiblemente emocionado, el cura de la parroquia Nuestra Señora de Luourdes, que se encuentra en Colonia Alberdi y actual vicario de la Catedral San Antonio compartió su conmovedor testimonio a PRIMERA EDICIÓN desde el Vaticano, ciudad que abandonará este martes.
“Esta experiencia fue una obra de Dios. Mi viaje a Europa estaba pensado para después de Pascua, acompañando a una religiosa y planificado en torno a la canonización de Carlo Acutis. Sin embargo, la canonización se transformó en el funeral del papa Francisco. Claramente, fue Dios acomodando los tiempos quien me puso hoy (por ayer) en este lugar, cuyo camino comenzó con Acutis”, relató conmovido y dando a entender el misterio del mensaje de Dios, quien lo quiso colocar en ese lugar y momento histórico.
Durante la extensa charla telefónica Ache describió a este Diario el impacto de la ceremonia: “La plaza, que cuando llegamos a las 5 de la mañana, hora de Roma, estaba vacía en minutos se fue llenando de miles y miles de personas. Ver sacerdotes de todo el mundo, laicos, fieles de otros credos, e incluso líderes indígenas, demuestra la dimensión humana y espiritual del legado de Francisco. Fue conmovedor ver lágrimas y sonrisas al mismo tiempo: dolor por su partida y esperanza en el mensaje que nos dejó”, reflexionó el religioso.

Sobre el ambiente en la plaza San Pedro, Ache comentó: “Había un recogimiento espiritual muy fuerte. La fe se siente más viva cuando se comparte. Sabemos que la muerte no es el final, sino el comienzo de la vida plena. Asimismo Francisco vivirá siempre en la propuesta de Iglesia abierta y solidaria que nos dejó”, dijo.
Y luego destacó también la fuerza del testimonio del Papa: “Su liderazgo traspasó los muros de la Basílica de San Pedro y conmovió a personas de distintas religiones e incluso a quienes no profesan ninguna fe. Su legado de fraternidad, paz y esperanza sigue latiendo en cada uno de nosotros”.
“En su homilía el cardenal (Battista) Re hizo una especie de síntesis del papado de Francisco, con las principales ‘osadías’ que ha tenido nuestro Papa, tanto en sus obras como en sus dichos; todo esto sintetizado frente a los jefes de Estado, también suscitó en varios momentos de aplausos y las miradas hacia, por ejemplo, donde estaban Donald Trump o Volodímir Zelenski, con quienes tuvo abiertas polémicas, por las políticas con los inmigrantes con el primero y por la guerra con Rusia, con el segundo”, rememoró sobre los momentos trascendentales en la plaza.
Y prosiguió: “El hecho de saber que cada uno de esos mensajes era algo que dijo o hizo Francisco en vida, pero al mismo tiempo, entender que está la intención de que ello siga inquietando los corazones, hasta ver cumplida la misión santa en esas palabras, fue realmente muy movilizante. Sobre todo la paz mundial, que tanto se anhela”.
“Poder ser testigo elegido por Dios para ver en una misma plaza a musulmanes, ortodoxos, nativos de pueblos originarios, cuyos lideres espirituales vinieron a despedir a un igual, es parte del legado del Francisco: la iglesia cristiana donde hay lugar para todos”, contó Ache sobre los aspectos salientes de la misa exequial, sin precedentes en la historia y con la participación de más de 250.000 personas.
“Ahora el cuerpo de Francisco ya descansa en la basílica de Santa María la Mayor”, dijo lleno de paz.
Misa “argentina” en Roma
Por último, Ache contó que estos días seguirá hospedado en el Colegio Argentino de Sacerdotes, donde hoy participará en una misa especial para la comunidad argentina, presidida por el monseñor Marcelo Colombo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina. Su regreso a Alemania está previsto para el martes, antes de su vuelta definitiva al país el 5 de mayo para volver a su comunidad pastoral.
Tarea pastoral en Alberdi
La comunidad parroquial del sacerdote Matías Ache se encuentra en la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, a 25 kilómetros de Oberá, pero al mismo tiempo Ache cumple con la tarea de ser el ayudante del párroco de la Catedral.
“La comunidad de Alberdi que acompaña mi tarea pastoral, es la principal, ya que fui asignado administrador parroquial; este es mi quinto año de sacerdote en esta comunidad, ya que al ser sacerdotes diocesanos nos formamos para servir en las diócesis”, contó el joven párroco nacido en Montecarlo (Misiones).
La sede del obispado de Oberá tiene 18 parroquias en su jurisdicción y la de Alberdi, es una de las más grandes.









