Las relaciones equilibradas, tanto de amor como de amistad o de trabajo, se asemejan al acto de respirar, donde inhalar aire es cuando recibimos y exhalar el aire es cuando damos.
Todo el tiempo hay un dar y recibir para que la respiración sea fluida y es igual en las relaciones equilibradas. Si solo damos o si solo recibimos, la relación pierde su equilibrio y tarde o temprano, muere.
Parece fácil decirlo, pero en la práctica el mundo está lleno de relaciones que han perdido el equilibrio o que nunca lo tuvieron.
Hay muchas cosas que hemos aprendido de niños y nos dificultan a veces el tener presentes que no se trata solo de dar o solo de recibir.
Especialmente en cuanto al dar, crecimos con la frase “El amor todo lo da sin esperar nada a cambio”; y al momento de tener un desbalance, da cierta culpa pedir al otro o plantear que la relación no está equilibrada en cuanto al dar y recibir.
Lo ideal es darnos cuenta de este desequilibrio y tener una conversación honesta, transparente, donde cada uno pueda expresarse y buscar comprenderse.
Si aún así, esto no cambia, una relación que no está en equilibrio tarde o temprano muere y en el camino nos hace daño.
Callar por miedo a quedar solos, siempre fue el peor camino y lo paradójico es que, si estamos en una relación donde solo nosotros damos, aunque estemos con alguien, estamos solos.
También es importante aprender a recibir, dar el espacio al otro para que tenga gestos con nosotros y sentirnos merecedores de ser cuidados, atendidos, y correspondidos.
Ante un elogio, decir ¡Gracias! sin sentir que tenemos que minimizar un poco nuestro logro porque si no, seríamos arrogantes y trabajar nuestra autoestima para sentirnos merecedores de cuidados y detalles.
Como afirma una frase de autor desconocido: “Es tan importante dar como recibir; sin equilibro nada puede durar mucho tiempo”.
Natalia Moyano
Contadora con corazón de escritora
[email protected]





