GRAN EQUIPO. Estos son algunos de los científicos del IBS.
Misiones contará con un segundo laboratorio dentro del sistema público de la salud, donde podrá realizar los estudios diagnósticos del coronavirus SARS COV-2. Esto será posible gracias al laboratorio del Instituto de Biología Subtropical (del CONICET y la UNaM), que actualmente es de segundo nivel de seguridad, pero recibirá una inversión de un millón de pesos por parte del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación para avanzar en el objetivo.
La “sencilla propuesta”, tal como la describió su autor Julián Ferreras, quien dirige el Instituto de Biología Subtropical (IBS), se denomina “Ampliación de la capacidad diagnóstica de SARS-Cov2 en la Provincia de Misiones”.
Es uno de los dos proyectos de Misiones seleccionados entre 137 de todo el país (y elegido entre 541 presentados) en el Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19.
JULIÁN FERRERAS. Encabeza el proyecto y es director el Instituto de Biología Subtropical.
La propuesta es muy sencilla y nosotros creemos que muy necesaria. Como pusimos en el proyecto, la prueba de oro para detectar el COVID-19 es la RT PCR y, para hacerla, se necesitan equipamientos que no son comunes en un laboratorio de análisis clínicos, son costosos y además se requiere de condiciones de bioseguridad más elevadas que las de los laboratorios regulares”, indicó Ferreras.
Explicó que “esto es así porque, en el caso del SARS COV-2 es un virus que se transmite por aerosoles por vía aérea. Muchas técnicas y procedimientos del laboratorio generan aerosoles y eso puede ser potencialmente infeccioso. Se diferencia de otros patógenos que están contenidos en un medio líquido, dentro de una botella y, en este caso, uno se puede contagiar a partir de aerosoles y de técnicas que generan aerosoles… por eso este estudio no se puede hacer en cualquier lado y se requieren laboratorios con niveles de seguridad más elevados para ello”, explicó Ferreras que es doctor en biología molecular.
El segundo después del LACMI
Según detalló en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, todos los laboratorios regulares tienen protocolos de bioseguridad de acuerdo a la peligrosidad de los patógenos que manejan.
Por ello, “la mayoría de los laboratorios no están autorizados a trabajar con el nivel de riesgo que implica el diagnóstico del SARS COV-2. Por esa razón, estos estudios se centralizan en muy pocos laboratorios del país, con personal especialmente capacitado para esas normas de bioseguridad. Como se requiere todo eso, adecuar un laboratorio no es fácil, si la provincia necesitara ampliar la capacidad de diagnóstico sería una limitación porque tendría que conseguir más equipos, más gente capacitada”.
En Misiones, en el sector público, el diagnóstico del COVID-19 sólo lo realiza el Laboratorio de Alta Complejidad de Misiones (LACMI). Pero el IBS tiene un laboratorio ya montado y un equipo de expertos bajo la conducción de Ferreras, por lo cual, no parten de cero.
“El Instituto de Biología Subtropical cuenta con un laboratorio con todo el equipamiento necesario, incluido el termociclador real time y la cabina de bioseguridad porque hacemos, entre otras cosas, trabajos de microbiología y de biología molecular. También contamos con recurso humano entrenado en biología molecular. En mi caso, trabajé casi 9 años en Estados Unidos en un laboratorio de seguridad tres para tuberculosis, que tiene una ruta de infección igual al SARS COV-2 (es decir por vía aérea)”, detalló el investigador.
En el caso de los laboratorios que procesan muestras infectadas del SARS COV-2, el nivel de seguridad es intermedio entre el dos y tres. Según Ferreras es “un dos aumentado, mientras que los laboratorios donde se hace multiplicación del virus o cultivo sí ya están en un nivel tres”.
No obstante, Misiones no cuenta con laboratorios de nivel tres y son muy pocos los existentes en el país.
“Para el diagnóstico del COVID-19 se requiere un laboratorio con seguridad dos+, nosotros tenemos un laboratorio bastante avanzado de seguridad dos y lo que proponemos es adecuar el laboratorio bajo las guías y protocolos establecidos, adquirir equipamiento de protección, validar las técnicas diagnósticas para COVID-19 de tal modo de tenerlo como back up (apoyo) para la provincia”, se propuso Ferreras y consiguió el apoyo gubernamental.
“Si en algún momento la situación se dispara o se requiere -por algún motivo- contar con un segundo laboratorio, que éste ya esté preparado y con capacidad suficiente”, remarcó el director del IBS.
Ferreras indicó además que tener el laboratorio preparado puede servir también para otras eventualidades que aparezcan.
Otra mirada sobre el gen E
Ferreras admitió que los casos de gen E positivo generaron “seminarios” en el grupo interno de WhatsApp del laboratorio. Respecto a su opinión, indicó que “no puedo opinar sobre los casos concretos porque me falta el contexto; la interpretación de esta técnica, dependiendo del resultado, puede tener un punto de incertidumbre”.
A su entender, “en el contexto de la pandemia, si un grupo particular da gen E uno podría pensar que son casos positivos… pero científicamente no lo podés confirmar porque si el kit te dice que para confirmar tiene que dar el gen a, b y c y sólo te da uno de ellos, la responsabilidad del laboratorio es informar lo que ve. Las interpretaciones o decisiones epidemiológicas son diferentes, todos coincidimos que a los pacientes con resultados dudosos hay que aislarlos como positivos”, remarcó.