Itatí, Corrientes. Unos 25 mil ciclistas llegaron ayer a las 13.45 más emocionados que nunca hasta la virgen en la Basílica de Itatí. Las lágrimas, los aplausos y los sapucay brotaron del corazón. La 32º peregrinación no fue fácil, el calor insoportable, el viento y el sol complicaron la pedaleada el jueves por la tarde, pero la fe pudo más. Los peregrinos fueron recibidos especialmente en la Basílica, bendecidos con la imagen que los acompaña en cada edición de la bicicleteada. Cada peregrino llegó con sus agradecimientos y sus pedidos y tan solo ver la cantidad de gente emocionaba a los presentes que se convocaron con el mismo objetivo de fe en la Virgen de Itatí. La agobiante jornada del lunes anticipó que la semana no sería fácil en cuanto a temperatura. Los ciclistas preparados reforzaron todo lo necesario para enfrentar la ruta a Itatí. Sin embargo, los mismos promeseros no recordaban días tan calurosos en la historia de la peregrinación. Los vehículos de apoyo aunque habían partido con más agua e hielo que habitualmente tuvieron que pedir refuerzos cuando llegaron a Itá Ibaté, mientras que otros incluso ya fueron comprando por el camino. Los rayos intensos del sol hasta hicieron descender a muchos de sus bicicletas, pero no hizo que se dieran por vencidos. Algunos tramos caminaron al lado de la ruta, pero no aflojaron y en cuanto se reponían volvían a pedalear. María Villar (50) no podía contener la emoción, durante 22 años acompañó la peregrinación con el vehículo de apoyo mientras su esposo pedaleaba. Pero en mayo Héctor Falcón (52) falleció dejando preparado incluso el cuadro nuevo para su bicicleta. “Este año es como un homenaje a él (por Héctor) es muy especial, creo que la virgencita de Itatí me está dando las fuerzas para poder llegar y mi esposo desde el cielo me está ayudando”, comentó.María se animó a pedalear algunos tramos y también apoyó a su nuera que cumplió con todo el recorrido, a pesar de haberse caído. “Yo no tengo más que agradecimientos por los 32 años de matrimonio que tuve, mis dos hijos maravillosos y la familia que Dios y la virgen me regalaron. Mi esposo amaba a la virgencita y todo esto nos va a ayudar para seguir adelante con ella que nos da la fuerza necesaria”, agregó. El tramo más complicado fue el jueves por la siesta desde Villa Olivari hasta Itá Ibaté, donde en promedio se llegó dos horas más tarde que cada año, tipo 18.30 para pasar la noche. “El calor era insoportable, como 50 grados se sentía en la ruta, como nunca”, comentó otro de los ciclistas. El “Gordo” Macnani guiaba uno de los vehículos de apoyo, hace veinte años acompaña la peregrinación, pero esta vez no pudo pedalear por cuestiones de salud. “Traíamos 250 litros de agua y 110 botellas de hielo, sólo en mi vehículo, y en Itá Ibaté nos volvieron a abastecer desde Posadas para poder llegar”, comentó y dijo que gracias a Dios no faltó el vital líquido, pero se consumió todo, mucho más que nunca. “Yo no recuerdo en mis años de experiencia una jornada tan calurosa, pero lo bueno es que durante la peregrinación somos todos amigos, reina la bondad y la ayuda mutua, todos están atentos para colaborar con quien necesita”, resaltó el Gordo, pocos kilómetros antes de llegar a Itatí. Ayer a las 4.30 retomaron la peregrinación y con más fe y fuerzas completaron los kilómetros que faltaban y llegaron poco antes de las 14, para saludar y cumplir con la Virgen de Itatí.





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