POSADAS. ¿De qué hablamos cuándo nos referimos a inclusión de los chicos y jóvenes con discapacidades? ¿De Inclusión en escuelas especiales, separados de los alumnos “normales”? ¿Cuál es el rol del docente y de las escuelas especiales? ¿El sistema educativo actual es verdaderamente inclusivo? ¿Y la sociedad, incluye a las personas con discapacidades como ciudadanos? Estos son algunos de los temas abordados ayer en el marco de las XXII Jornadas Provinciales de Educación Especial, que continuarán hoy en la sede del Ipesmi de esta ciudad. Ayer, abrió con la presentación de la murga “Batuke 45”, nacida en el marco del programa “Escuelas de verano” en la Escuela Especial 45, cuya permanencia y crecimiento es motivo de orgullo tanto de los docentes como de los chicos que en ella participan. Revisar conceptosEstas jornadas cuentan con la presencia de una de las docentes referentes en el país de educación especial, Marta Beatriz Mucarzel, directora desde 1981 de la Escuela de Educación Especial y Formación Laboral 21 “Rosario Vera Peñaloza”, de Buenos Aires. Es autora del Plan Nacional de Formación Laboral de la Dirección Nacional de Educación Especial (1987). En 2002 fue designada Mensajera de la Paz por la Unesco; y trabajó como asesora de varios organismos gubernamentales en el área de educación especial. En 2004 obtuvo el Premio Maestros Ilustres que otorga el Gobierno nacional con motivo de la celebración del Día del Maestro.En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, indicó que “yo trabajo por la inclusión, pero no me refiero a la inclusión escolar, sino a la inclusión social de todas las personas -no sólo los que asisten a escuelas especiales- para que puedan participar de una ciudadanía plena y ampliada, porque sabemos perfectamente que en toda la comunidad que nos circunda compartimos con otros pueblos y culturas que la escuela converge y agrupa. Creo que si vamos a limitar el tema de inclusión e integración al ámbito escolar, entonces vamos muy mal”.Para Mucarzel, “los chicos con discapacidades pasan por la escuela sin aprender nada, como si asistieran a un lugar en vez de cualquier otro”. En este sentido, la especialista remarcó que “no creo en la inclusión ni en la integración desde el concepto escolar, creo sí que hay una escuela inserta en una comunidad a la que asisten todos y cada uno con lo que tiene. También debemos revisar el concepto de escuela especial como único lugar de enseñanza y aprendizaje. Creo en una escuela para todos donde los formadores de educación especial tengan otro rol que, justamente, es asistir en lo que necesita cada uno para sostenerlo dentro de un sistema comunitario e igualitario”. Sin eufemismos Mucarzel no habla con eufemismos, “a las cosas hay que ponerles su nombre, son personas con alguna discapacidad pero esa discapacidad no es un factor determinante en la vida. Pero debemos trabajar socialmente para que esa discapacidad no sea un condicionante para llegar a una situación de exclusión… creo que en la vida nada es determinante, que la persona arranca su vida con una situación de este tipo (alguna discapacidad) y por supuesto que la limita, pero la participación de la comunidad dependerá mucho más de las posibilidades sociales que tenga que del mal que lo afecta”. Señaló que a la educación especial del país la conoce “porque tengo la posibilidad de caminarla, creo que políticamente se borra con el codo lo que los docentes planteamos. Necesitamos otro modelo de escuela, una donde todo el mundo asista sin importar el mal o el bien que porte. Hace muchos años que trabajo en educación especial y no comparto el criterio de ninguna red diferenciada de aprendizaje”, remarcó.





Discussion about this post