POSADAS. Una de las más importantes juristas argentinas, oriunda de Mendoza, disertó ayer en esta ciudad con un auditorio colmado de abogados y estudiantes de abogacía sobre el proyecto de ley de reforma y unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación, en cuya comisión redactora participa junto a los ministros de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti y Elena Highton de Nolasco. Predispuesta al diálogo y demostrando ser una gran conocedora del tema, Aída Kemelmajer de Carlucci respondió a los principales cuestionamientos que se hicieron al proyecto en la Audiencia Pública de Posadas: tierras y reconocimiento a comunidades aborígenes, matrimonio y divorcio “express”.Aseguró que “este Código ha tenido en cuenta los tratados de DDHH y no tiene nada que viole la jurisprudencia de la Corte Interamericana. Cada solución está de acuerdo con la jurisprudencia. El que encuentre un solo artículo que me diga ‘esto está en contra de lo que dice el Tribunal Europeo de DDHH en tal y cual cosa’. No es posible porque hemos seguido de cerca esa jurisprudencia. Una segunda línea conductora del proyecto, es mirar la realidad, resolver los conflictos que presenta la realidad, por eso eliminamos el divorcio contencioso”.Consultada si tiene confianza en que en medio de un año electoral como es 2013 el proyecto se convierta en ley, fue categórica: “Nosotros hemos trabajado muchísimo y seguimos trabajando y corrigiendo errores. Es una cuestión de los legisladores que tiene que decir si lo tratan o no. ¿Y esto va a salir? Y yo qué se! Yo sigo trabajando y explicando pero obviamente que quiero que salga. Somos nosotros los que vamos a decir si esto sale o no. Y digo nosotros en referencia al conjunto de nosotros como país”.Derechos aborígenesSobre la crítica de “inconsulto” que se le hizo al proyecto desde los pueblos originarios, que no están conformes con el texto sobre la propiedad de las tierras y el reconocimiento legal, recordó que mientras se estudiaba el ante proyecto, se abrió un período de consultas a diversos sectores durante sesenta días. Entonces, “no recibimos nada de los pueblos originarios. A lo mejor ellos no se enteraron que estaba ese período de aperturas, no digo que no quisieron hacerlo”, dijo.Sobre el dominio de las tierras y el reconocimiento que otorga la Constitución de 1994, la jurista reveló que entre los redactores “creímos que era conveniente para los pueblos que además de la cláusula constitucional, se regulase en el Código Civil la situación de dominio de los pueblos originarios, para no quedar solo con la declaración constitucional, sino que hubiera un apoyo legal. Como por ejemplo que no se puede embargar ni subastar como cualquier inmueble- O que mientras viva un componente de ese pueblo originario, continúa ese régimen especial. Regulamos pocos artículos, dando la base mínima y considerando que son instituciones complejas que luego requieren leyes especiales. Pero que en el Código Civil tenía que haber una base porque hay muchas materias que el Código las regula mínimamente y una ley especial posterior las amplía”. Admitió que “nunca creímos que esa regulación iba a tener tanta resistencia de parte de los pueblos originarios. Pero si ellos sostienen que eso no tiene que estar en el Código Civil y quieren quedarse nomás con lo que dice la Constitución, pueden saber lo que ellos necesitan”.“Son normas de protección a su propiedad, pero será el Poder Legislativo el que diga si quedarán o no. Pero quisimos protegerlos”, indicó.“Derecho a la vida íntima”En otro orden, Kemelmajer respondió a quienes hablan de la incorporación del “divorcio express”. Aseguró que “el divorcio contencioso (cuando el que pide divorcio debe contar a un juez las causas) genera problemas. Primero, contraría el derecho a la vida íntima familiar. El proyecto sigue muy de cerca todas las convenciones internacionales de Derechos Humanos. En el Pacto de San José de Costa Rica y la Convención Europea de DDHH y nuestra Corte sigue mucho la jurisprudencia europea, está establecido un derecho a la vida íntima y familiar. Si yo tengo ese derecho, cuando el proyecto de vida fracasa, la regulación legal me tiene que respetar ese derecho y no tengo por qué ir a contar al juez por qué me quiero divorciar”.Amplió su fundamento al asegurar que “nadie sale de un divorcio, aunque gane el juicio, contento. Sale destruido. No todos son la ‘Guerra de los Roses’, pero salen destruidos fundamentalmente los hijos que se tienen que enterar de todas las miserias que se hacen públicas”.En contrario a ello, se propuso eliminar el juicio contencioso. “El rol del abogado va a cambiar. En lugar de ir al juez a tirar los trapos sucios de lo que pasa en esa casa, deberá llevar propuestas. Si la propuesta no contiene un arreglo a los problemas que genera el divorcio como alimentos para hijos, atribución de la vivienda, distribución de bienes, el juez no le dará trámite al divorcio. Se da vuelta el sistema. No es ningún ‘divorcio express’ sino un sistema para que la gente tome conciencia de lo que significa un divorcio”, aseguró Kemelmajer de Carlucci.Argumentos y debateFinalmente, Aída Kemelmajer aseguró que en medio del debate público y mediático de la propuesta de reforma “pido que se nos escuche. Me doy cuenta que cuando explico las razones, la gente entiende. Para mí nada es absurdo, todas las opiniones son respetables si me dan razones. Si doy argumentos y el otro me contesta con otros argumentos, puedo tener un diálogo con la gente y llegar a un acercamiento de posiciones. Pero, si le doy argumentos y me sale con cualquier cosa, pido que me den respuestas para solucionar los planteos”.Y dijo que el problema se da “cuando la gente habla dogmáticamente, en base a dogmas sin dar argumentaciones. Entonces, nunca nos vamos a poder poner de acuerdo ni mejorar nuestras leyes”.





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