La Policía siguió las pistas aportadas y desbarató una banda integrada por dos albañiles y un mecánico de motos. Deberán purgar cuatro años de prisión efectiva. Hay un prófugo. Una denuncia anónima a la Policía de Misiones, dando cuenta de la venta de estupafecientes en la chacra 112, en pleno barrio Yohasá, tuvo su epílogo en las últimas horas, con la condena a tres dealers que tenían en vilo a los vecinos. El trío, además, está sospechado de canjear armas y elementos robados por drogas.
Todos fueron condenados por el Tribunal Federal de Posadas. Se trata de dos posadeños y un paraguayo, quienes recibieron una pena de cuatro años de prisión efectiva por el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, según pudo saber PRIMERA EDICIÓN.
Se trata de Maximiliano Gastón Román (20); Juan Daniel Maciel (27), ambos misioneros; y Alcides Javier Silva (38), de nacionalidad paraguaya. En el fallo, además, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas ordenó la detención de Álvaro Gabriel Aby Román, hermano de Gastón, dispuesta en el auto de procesamiento.
La citada resolución condenatoria fue tras un juicio abreviado, donde las partes acordaron la pena para los tres imputados, quienes fueron apresados tras ser detectados vendiendo cocaína fraccionada para la venta.
La investigación, a cargo de la Policía de Misiones, se remonta a mediados del año pasado, cuando los efectivos solicitaron a la Justicia realizar allanamientos en la vivienda de los acusados, ya que contaban con datos certeros acerca de las actividades ilícitas que allí se cometían, relacionadas a la venta de estupefacientes. La punta de ovillo surgió de una denuncia anónima.
Uno de los indicios más sólidos fue que de la vigilancia sobre los inmuebles, se constató -tal como afirmaba el denunciante- que en ellas ingresaban personas y se retiraban de forma apresurada con objetos en la mano o guardándolos en sus prendas. Todo un tránsito sin razón que lo justifique. Al menos en un principio.
El día D
El pasado viernes 8 de septiembre a las 21.30 los uniformados procedieron a la requisa de los tres domicilios, todos emplazados sobre calle 72 -la primera paralela a Almirante Brown hacia el sur- casi Zapiola. Los tres kioscos funcionaban a menos de cien metros del Centro Educativo Polimodal 32 y a 500 metros del Centro de Educación Polimodal 1. Primero hallaron droga en la casa de los posadeños -quienes supuestamente se ganaban la vida como ayudantes de construcción-.
En el domicilio de Maciel, conocido en el barrio como Poroto, incautaron doce envoltorios de polietileno con sustancia blanca que dio positivo para cocaína con un peso de 2,9 gramos. En la vivienda de Román, al que los vecinos conocían como Chino y donde al parecer residía su hermano Aby, se secuestraron varias bolsitas de polietileno de color celeste vacías, algunas con vestigios de sustancia blanca, una balanza de precisión, y varios envoltorios con la misma sustancia que en el anterior caso, con un peso de 3,2 gramos.
Un dato curioso guarda relación con que uno de los ravioles de cocaína encontrados en ese inmueble estaba dentro de cápsulas plásticas utilizadas para guardar las sorpresas de huevos de chocolate. En tanto, en la casa habitada por Silva, quien era mecánico de motos y cuyo apodo es Samaniego, se hallaron trece envoltorios de polietileno de color celeste conteniendo la misma droga por un peso de 3,3 gramos.
Estrategia
Durante el largo proceso judicial y como parte de las apelaciones ante el auto de prisión preventiva, la defensa de los acusados intentó alegar que por la poca cantidad de droga se podía interpretar que era para consumo personal. Esto no prosperó y para el Tribunal el hecho de que los acusados tenían acondicionada la droga en sus domicilios, bajo su órbita de vigilancia y disponibilidad, con pleno conocimiento de su ilegalidad, fue suficiente para homologar la pena acordada por la defensa y la fiscalía.
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