En diálogo con PRIMERA EDICIÓN y con su conocido estilo honesto y sin vueltas, Lepes aclaró que no esperen que ahora enseñe recetas con yerba mate, no pienso ir hacia esa dirección. Señaló que tampoco vinieron a ver qué se puede hacer con la yerba adentro del mate, porque no tenemos nada que opinar sobre eso. Lo que queremos es proponer qué podemos hacer con la yerba afuera del mate, con la hoja, con la planta, ver si hay otras oportunidades para el producto fuera del mate y fuera del país.
No obstante, advirtió que no le preocupa multiplicar los usos de la yerba mate el café y el té tienen prácticamente un solo uso y nadie se queja. Lo que tenemos que saber es tipificar, encontrar las variantes de la yerba mate. El té y el café tienen siglos de cultura e historia como bebida masiva, la yerba mate recién empieza, por más que tenga siglos de consumo regional dentro del mate. En el mundo, lo que más se conoce es el sabor de los blends que se sacaron a la venta en el mercado, sin sutilezas y sin diferencias.
Al respecto,de los Santos indicó que no está muy desarrollado el producto genérico, sí las marcas, por lo que hoy se conocen las diferencias entre las yerbas mates por sus marcas y no por las características del producto en sí, el suelo y clima dónde se cultiva, su elaboración y proceso… tenemos que empezar a entender sobre el genérico, creemos que por ese lado hay que empezar a trabajar, coincidió con Lepes.
Observaron además que hay barreras que se deberán sortear, esto lo conversaremos con los productores, el INYM y el gobierno nacional… pero no podemos seguir vendiendo a granel y un producto de calidad no siempre debe estar envasado, uno necesita abrirlo, ver la hoja, olerlo ¿cómo elegirlo entonces?. Con eso me refiero a que no voy a dar recetas de cocinas, la idea es ir mucho más profundo y replantearse qué podemos hacer con la yerba mate. Pero ojo, no queremos cambiar nada de lo que ya está, sino sumar, señaló Lepes.
Huyo al término comida saludable
Pese a que fue Narda Lepes calificada en más de una ocasión como embajadora de la comida saludable, confesó a PRIMERA EDICIÓN que le huyo al término ´comida saludable´, sí hablo de que tenemos que comer con alimentos que tengan sentido, todos sabemos que tenemos que tomar más agua, comer más frutas, verduras y legumbres, y menos grasas, azúcar y sal… pero no lo hacemos. Cuando preguntan cuál es la receta para estar saludables no les doy ninguna receta porque lo que tienen que hacer es ponerse las pilas ¡todos sabemos lo que tenemos que comer para estar mejor! No hay fórmulas mágicas.
En general, se come mal por muchos factores, entre ellos por la costumbre y porque la gente no quiere cocinar, no tiene ganas de hacer más cosas que mirar tele o estar frente a pantallas. Lepes cuestionó a la industria alimentaria pero advirtió que no puede generalizar, yo no soy anti-industria porque trabajo del lado de adentro de las industrias y veo los esfuerzos que algunas hacen para mejorar las fórmulas que durante años se aplicaron para usar productos más baratos y que estaban avaladas por estudios hechos a medidas y con números arreglados. Durante 30 años estuvimos comiendo estos productos, pero creo que hoy hay las investigaciones son más serias porque hay un sector de la industria que se da cuenta que hay que cambiar fórmulas para mejorar la situación alimentaria de la población.
Volver a las fuentes es, básicamente, el consejo de Lepes, tenemos que leer la etiqueta de los productos que compramos para saber qué vamos a comer exactamente. Y repito: tenemos que comer verduras y frutas en volumen.
Alimentación de los chicos
La maternidad (Lepes es mamá de una niña de siete años) la hizo experimentar las particularidades en torno a la alimentación de los más chicos. Y no duda en decir que es un error preguntar a los hijos qué quieren comer hoy. No se trata de no permitirles tener preferencias, sino de guiarlos en una alimentación saludable. A mi hija le pregunto qué te gustaría comer en estos días y trato de cocinar lo que me pide uno de esos días, pero no todos los días.
Parte de su experiencia como cocinera y madre la volcó en su libro Ñam ñam, manual para criar un pequeño omnívoro (Editorial Planeta).
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