El paradigma del cambio en materia financiera quedará, una vez más, en la columna del debe de la actual administración nacional.
En pocas horas más, cuando concluya este vertiginoso 2017, quienes observan meticulosamente la marcha de la economía podrán afirmar que el Gobierno no solo falló con las metas 2016, sino que también erró en 2017, e incluso ya cambió sus propias previsiones expuestas en el Presupuesto 2018.
El equipo económico de Mauricio Macri recalibró ayer las metas de inflación para los próximos tres años a partir de un esquema que se alinea con la evolución de la economía real, y las fijó en 15% promedio para el 2018, 10% para el 2019 y 5% para el 2020.
Con estas nuevas estimaciones, la meta de inflación proyectada y la real varió en casi 23 puntos en lo que va del macrismo frente a la Nación.
En 2016 anunciaron que cerrarían el año con una suba del 25% en los precios, pero al cierre de diciembre la inflación rozó el 41%.
Con un INDEC reformado el Gobierno arrancó el ejercicio 2017 previendo una inflación de 17% que, al cierre del año llegó a 21% a noviembre y cerrará en no menos de 24% por los aumentos del gas y de la luz, que ya aportan 1,2% para diciembre.
Ayer y apenas horas después de haber aprobado el Presupuesto, el recalibrado de las metas de inflación sumó otros 5 puntos de desfasaje teniendo en cuenta que la prevista era del 10 y desde ayer quedó instalada en 15% para el 2018.
La inflación, está visto, es uno de los principales peligros de implosión de este Gobierno y no se trata de si es prueba y error, o si es parte de un sinceramiento o una interna entre las espadas del esquema económico macrista. No hablamos de si hay o no cintura política.
Es, en todo caso, la incertidumbre para millones de personas que cierran un año con lo puesto y ya saben que arrancarán el próximo con desventaja. El macrismo se debe y le debe a los argentinos que confiaron en el cambio claridad y contundencia al momento de hablar de números.
Discussion about this post