El chapista Marcial Alegre, uno de los tres imputados por la “Masacre de Panambí”, fue indagado ayer por el Tribunal Penal 1 de esta ciudad y se declaró inocente. Además, dijo que sospecha que la llamada anónima para denunciarlo ante la Policía -cuando comenzó la investigación del hecho- fue realizada por un vecino de San Javier, quien era funcionario del Ingenio Azucarero, con quien mantenía un viejo conflicto por una deuda y por motivos políticos.El acusado por el cuádruple crimen, explicó sus actividades el día en que fue perpetrado el ataque y la semana posterior, en la que se mantuvo en carácter de prófugo. “Tuve miedo y fui a buscar a un abogado”. También relató que un policía le avisó que allanaban su taller porque lo iban a involucrar en un robo ocurrido en Panambí.Con respecto al arsenal hallado en una casa rodante, en el predio donde funcionaba su taller en San Javier, el imputado reveló que “las armas son mi pasión, fui soldado e hice paracaidismo e incluso me anoté para ir a la guerra de Malvinas. Los pasamontañas -uno de lana y el otro de tela- que hallaron, los utilicé para viajar en moto hasta Mendoza”.“Estuve arreglando el horno”“El domingo (25 de mayo de 2014), a la mañana estuve como siempre en la panadería, realicé el control para que salga el reparto. Me fui a tomar unos mates con mi mamá y hasta lo llamé a Pablo (Paz) para preguntarle si fue al acto aunque en realidad era para cargarlo porque duerme mucho. Con Paz somos amigos hace más de veinte años, cuando llegó a San Javier a reemplazar a mi cuñado en Prefectura. Ese mediodía llevé a sus casas a quienes hacen el reparto e hice la contabilidad del dinero. Regresé a mi vivienda y comí un asado con mi madre. Luego regresé al taller, dormí la siesta y me fui a arreglar el horno de la panadería, alrededor de las 17.30. Estuve allí hasta las 20.30, con los empleados Pipo, que no recuerdo su nombre y Ariel (Gómez) arreglando el desperfecto. Incluso pasó por el lugar el cerrajero Miranda y hablamos del trámite por un negocio que hacíamos vehículo por vehículo. Luego me fui a la casa de mi madre que tiene 71 años y vive sola. El lunes trabajamos normalmente”.“Buscate un abogado”A pedido del presidente del Tribunal Penal 1, Francisco Aguirre, el chapista contó los pormenores de cómo se enteró que era buscado como sospechoso en la causa. “Ese martes 27 (de mayo) fui a la panadería temprano, como siempre, tenía que viajar a Posadas a comprar repuestos para vehículos Volkswagen, que no se consiguen acá y de paso, traer mercaderías para la panadería. Eran las 8 y había neblina”. “Recorrí por la ruta al menos siete kilómetros en dirección a Posadas y me llama la mamá de mi hija, que vive enfrente de mi taller en San Javier, y me dice que había policías que preguntaban por mí. Supuse que la presencia de policías estaba relacionada con problemas que tuve con quien en ese entonces era administrador del Ingenio Azucarero”. Enterado de la presencia policial, Alegre dijo: “Lo llamé a Pablo (Paz), le dije ‘che andá y fíjate qué pasó en el taller, está mi mamá sola, por ahí tiene algo que ver con el exadministrador del Ingenio Azucarero’. Luego lo volví a llamar porque Pablo suele dormir mucho y le aviso que es un allanamiento, porque mi expareja me había llamado nuevamente para contarme que estaban allí los policías. Vuelvo a San Javier y me dirijo directo a la comisaría, la conozco porque hacía trabajos para los efectivos desarmando autos o estampaba numeración de chasis o motor para el área de verificación técnica”. “Entré por atrás de la seccional y me encuentro con el suboficial Ojeda, al cual le pregunté por qué allanaban mi taller. El policía me contestó “te quieren involucrar en un robo en Panambí, búscate un abogado’. Decidí ir a Apóstoles, donde conozco un letrado al cual le dije que estos ‘hijos de puta’ querían involucrarme en un delito grave, sin embargo éste no podía porque tuvo problemas con el Juzgado de mi jurisdicción”. “Decidí ir a Virasoro (Corrientes) a buscar otro representante legal, pero pensé que lo mejor era ir a Posadas, donde conocía al excomisario Fabio Sosa y además una conocida me recomendó a quien hoy es mi actual abogado. Sentí miedo, y fui hasta la vivienda de un pariente en Garupá, la hija de mi sobrina. De regreso pasé controles policiales y de Gendarmería sin inconvenientes”.“Me enteré de lo ocurrido en Panambí al escuchar un audio de Jorge Franco (exministro de Gobierno), que decía que habían hallado huellas en la escena, si mal no recuerdo, de Paz. Ahí pensé, que esto era una cosa de locos, conozco a Paz hace 25 años y compartimos muchas cosas. Nunca se me pasó por la cabeza robar, si facturaba 60 mil pesos al mes. Además del taller y la panadería trabajaba en el Ingenio Azucarero”.Alegre recordó luego: “Me detuvieron el martes siguiente (nueve días después del hecho), porque la dueña de casa donde estaba creo que llamó a la Policía, ya que cualquiera se asusta al escuchar lo que pasó en Panambí”.“Chismes baratos”“A (Juan Ramón) Godoy lo conozco de vista, jamás estuve reunido con él en un restaurant de San Javier como dijeron, allí asistía una o dos veces por semana con Paz. Me enteré que dijeron que tengo un frondoso prontuario, que era pesado, como puede ser entonces que juntaba 500 personas para la Renovación. Golpeaba la puerta y me atendían, no había problemas y así y todo dijeron que era temido en el pueblo. La Policía se deja llevar por chismes baratos y llevan a testigos que no saben lo que es un vaso”.La TabladaVarias veces Marcial Alegre hizo mención de las armas y en relación a las que encontraron en su taller. “Yo le preparé el 140 FAL con mira a Aldo Rico cuando quiso tumbar al expresidente Raúl Alfonsín, a quien conocí en 1983 cuando vino a Posadas, lo vi en el aeropuerto. Reparaba armas para aprender más y no para robar o matar a una persona. Puse todo en manos de Dios, quiero vivir el resto de mi vida con mi familia y ver crecer a mi nieto”. “Hay que buscar a los verdaderos culpables, en su momento quise hablar con ‘Nano’ Knack (querellante) porque conocí a un pariente suyo que es penitenciario. Ahora le digo que yo no hice nada y soy inocente, hay tres familias con el mismo padecimiento que él”. “Antes muerto”“Prefiero estar muerto antes que preso, porque dejas de sufrir. El excuñado de Godoy mintió cuando dijo que hablaba conmigo o que no le devolví un arma, es cierto que me trajo a arreglar un 38 (revólver), pero no servía para nada y no volvió a buscarla. Que hay qué hacer con una persona que miente así, quien le dijo
que venga a mentir, seguramente alguien preocupado en este caso. El excuñado de Godoy está reloco de la cabeza. Tengo 53 años y solamente dos veces estuve preso unos días por delitos menores. Si hubiera querido irme lo hubiera hecho, tenía todas las posibilidades de salir del país. Si fuera un problema mío yo sé lo que tengo que hacer”.La llamada anónimaCon respecto a la llamada anónima, que orientó a los investigadores policiales hacia él y los otros sospechosos, Alegre afirmó que “solo el exadministrador del Ingenio Azucarero y un despachante de aduana sabían que yo tenía las armas”. “Al primero porque fue al lugar cuando le presté un rifle porque le habían robado y al segundo porque le hacía mantenimiento de un arma. Paz que era mi amigo, no sabía de la existencia de las armas. Al exadministrador le presté alrededor de 20 mil dólares en la época del ‘uno a uno’ porque quería comprar una estación de servicios. Nunca me devolvió el dinero”. “La única persona que sospecho hizo esa llamada fue él. Creo que lo que multiplicó su bronca fue cuando le avisamos a Franco (exministro de Gobierno) que él estuvo reunido con Ramón Puerta, siendo que es de la Renovación. Franco mandó a la Policía a verificar quienes estaban en esa reunión. Tuvo que ir a explicar que estaba traicionando a su partido”.“En una ocasión estuve reunido en San Javier con el actual gobernador de la provincia cuando era candidato y que en dicho encuentro estuvo presente quien era intendente local”, dijo para graficar sus conexiones políticas.Coincidencias y no tantoDos empleados de la panadería de Alegre en San Javier, Javier Pereira (33) y Ariel Gómez (35) dijeron que estuvieron hasta aproximadamente las 18 o 18.30 en el local el domingo, lo que coincide con los dichos del imputado con respecto a que estuvo a la tarde. Esto se corresponde, en cierta forma, con la declaración de un cerrajero que manifestó que lo vio frente al local minutos antes del ataque a la familia Knack. Uno de los testigos, Pereira, mencionó que se enteró del hecho al día siguiente al mediodía, y que desde ese día no vio más a Alegre, quien a su vez dijo que el lunes 26 de mayo de 2014 trabajó normalmente. El debate continuará hoy, nuevamente a las 8.30 en la sala de uso múltiples de la Unidad Regional II de Oberá. Se espera que brinden testimonio policías y peritos expertos en criminalística que estuvieron en la escena del brutal ataque en ocasión de robo a la familia Knack, que derivó en la muerte de la pareja, Oscar Knack (43) y Graciela Mojfiuk (42), y de sus dos hijos, Bianca (12) y Cristian (25), el domingo 25 de mayo de 2014.
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