“Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía”, afirma un dicho popular aplicable a los tramos centrales del discurso que pronunció ayer el presidente Macri ante un selecto auditorio en la Casa Rosada, donde instó a “avanzar en reformas donde cada uno ceda un poco, empezando por los que tienen poder, y no solo hablando de política” y prometió “terminar con la pobreza”. El jefe de Estado, que definió a su gobierno como estandarte de “la generación que estamos cambiando la Argentina para siempre”, y que se exaltó usando vocablos como “épica” y ”aventura” para graficar las medidas de ajuste que propone para la segunda mitad de su mandato, transitó sin embargo por parámetros demasiado conocidos. Tal es así, que un análisis objetivo de la retórica del discurso lo coloca en una galería dudosamente ilustre, la de los mandatarios y economistas que anunciaron planes de ajuste rigurosos para provocar un cambio histórico y que, más tarde o más temprano, terminaron llevando al Estado a la quiebra. La lista es larga, si se hace memoria desde que el emblemático Álvaro Alsogaray lanzara su célebre frase “hay que pasar el invierno”, y el contexto es variable, ya que similar pieza oratoria “casas más, casas menos”, la recitaron ya un ministro de la dictadura como Martínez de Hoz, el presidente democrático de la Alianza, Fernando De La Rúa, y hasta el efímero economista Celestino Rodrigo, en las postrimerías del gobierno de Estela Martínez de Perón. Con estos antecedentes, los cambios “para siempre” que se proponen hoy resultan, al menos, dudosos y ocultan una fisura entre la realidad que se pinta y la que vive el ciudadano común. El gobierno sintetiza las bases del “acuerdo de gobernabilidad” a partir de tres ejes: “responsabilidad fiscal, inflación e impuestos”; “empleo de calidad y reforma previsional” y “República y calidad institucional”. Yendo de lo abstracto a lo concreto, lo que se ve es, otra vez, un doble discurso. ¿La manifiesta presión política del Ejecutivo nacional que obligó a la procuradora Gils Carbó a renunciar, es una señal de calidad institucional?; ¿el manotazo a los haberes jubilatorios manipulando la actualización aprobada por el Congreso en 2009 apunta a reducir la pobreza?; ¿los recortes al presupuesto universitario y los programas científicos, sientan las bases para el desarrollo?
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