Después de pasar un mes en las rutas argentinas, desde Cataratas del Iguazú hasta Mar del Plata, el atleta paralímpico Anibal “Coco” Urbano completó su séptima travesía argentina. Su misión, en ésta oportunidad, fue hacer visible que en la mayoría de los destinos turísticos hay una muy mala accesibilidad para las personas con discapacidad. Emocionado por haber completado un itinerario desconocido y desafiante, Coco pudo llegar al mar después de atravesar más de dos mil kilómetros en sillas de ruedas y llevando charlas sobre la problemática de la invisibilidad de los derechos de los discapacitados en todas las localidades por donde transcurrió el viaje. “Es un derecho para las personas con discapacidad, es lo mínimo que nos merecemos todas las personas que andamos en silla de ruedas, porque se han avasallado todos nuestros derechos al no tenernos en cuenta cuando queremos ingresar a los destinos turísticos como cualquier otra persona”, dijo durante un contacto telefónico con éste Diario, feliz por los resultados de su travesía. Es que Coco no sólo completó satisfactoriamente los obstáculos del camino recorrido en silla de ruedas, sino que logró adhesión para que se presente un proyecto de ordenanza que dispone la construcción de veredas para discapacitados en la mayoría de los balnearios de Mar del Plata. Lo harán en homenaje a la aventura de Coco Urbano, ya que algunas, incluso, llevaran el nombre del atleta.“El último tramo fue realmente espectacular, con un acompañamiento tremendo de toda la comunidad, de toda Mar del Plata, la gente que se volcó en la playa, los referentes de las entidades de bien público que nos dieron apoyo para hacer el viaje. No esperaba tanto, pero a la vez el evento entiendo que se lo merecía”, dijo al evaluar los resultados.Desafíos superadosBajo lluvia y repleto de duras pendientes, Coco comenzó el viaje el 9 de septiembre después de visitar las Cataratas del Iguazú. El viaje en su silla de ruedas duró 24 días, con unas 12 horas de marchas diarias. En total recorrió 2.000 kilómetros en los cuales el hombre rió, lloró, pasó frío y calor hasta que por fin pudo entrar al mar en la playa Punta Iglesias. “Después de llegar a la meta, el intendente de Mar del Plata nos recibió con la noticia de que empezó un trabajo para empezar a hacer las veredas al mar”, destacó satisfecho.“Estoy feliz de la vida y la verdad, pensando en el próximo desafío. Nos va a tomar un tiempo porque los viajes los hacemos a pulmón, con fondos propios y la colaboración de algunos auspiciantes pero hay que mantenerse casi un mes fuera de casa”, explicó sus planes a futuro. “A mí me llena de alegría haber podido realizar esta aventura y demostrar que sí se puede y que no hay impedimentos, cuando uno se propone algo no hay límites; y si también podemos tener este tipo de resultados, nos llena de alegría”, celebró.
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