El caso, por el que la fiscalía acusó a integrantes de la banda de "Los Aztecas", recuerda a una vieja práctica de persecución de los narcotraficantes a quienes intentan superar su enfermedad o se esconden en esos establecimientos.La policía de Chihuahua señaló que el episodio ocurrió el martes a las 21 (las 23 en Argentina), cuando los agresores irrumpieron en el centro Uniendo Familias para Vivir Mejor, en el barrio Rosario de la capital estatal.Al menos unas 25 personas estaban en el establecimiento cuando llegaron los atacantes, según testimonios recogidos por la prensa de Chihuahua y la agencia de noticias Ansa.Decenas de paramédicos y policías se movilizaron para atender a los heridos y trasladar a los muertos, mientras una veintena de familiares de los adictos se agolpaba a las afueras del inmueble, esperando los informes oficiales de la Fiscalía del estado.Algunas versiones atribuyeron el ataque a un ajuste de cuentas entre los cárteles de Juárez y de Sinaloa, pero el fiscal general del Estado, César Peniche, afirmó que estuvo a cargo de cuatro integrantes de Los Aztecas, y que forma parte de una confrontación por el control del manejo de la droga en centros nocturnos o antros en la ciudad.“Este hecho se vincula con otros recientemente ocurridos en la confrontación entre pandillas por el control de la distribución de la droga en antros y calles”, dijo Peniche, citado por El Diario de Chihuahua.Agregó que se han girado instrucciones para que se coordinen los agentes estales con los municipales e informen de las acciones que están desarrollando, además de que pidió el apoyo de los ciudadanos para aportar información que ayude a dar con los responsables.El ataque ocurre cuando se registraba un descenso de la violencia en el estado, sobre todo en Ciudad Juárez, la segunda urbe de esta provincia y que colinda con el estado de Texas.En la última década, desde que el gobierno el ex presidente Felipe Calderón decretó la "guerra contra las drogas" con apoyo del Ejército y la Marina, ha habido al menos media docena de ataques contra centros de rehabilitación.Miembros de bandas de delincuentes se suelen ocultar en estos centros o bien deciden abandonar las filas de las organizaciones criminales, pero son buscados al ser considerados traidores o bien porque dejaron algún asunto pendiente o habían asesinado a algún miembro de una organización rival.La violencia en Chihuahua no amaina después de un período de relativa paz entre 2012 y 2015, luego de que Ciudad Juárez llegó a ser considera la urbe más violenta del mundo.El control del corredor Juárez-El Paso para el traslado de "cristal" (metanfetaminas o drogas sintéticas) y heroína, se ubica en el centro de la disputa entre La Línea, una célula del Cártel de Juárez y Gente Nueva, del Cártel de Sinaloa y su aliado el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).En 2015, el Sistema Nacional de Seguridad Pública en Chihuahua contabilizó 1.151 homicidios intencionales, mientras que en 2016 se registraron 1.470 asesinatos, es decir, 319 crímenes más, un repunte del 27%.Durante los primeros cuatro meses de la gestión del actual gobernador Javier Corral, que asumió en octubre pasado, se cometieron el 53% de todos los asesinatos contabilizados en 2015.Al menos un tercio de los homicidios se registraron en Juárez y una quinta parte en la ciudad de Chihuahua, según las cifras oficiales.Los cárteles han decidido echar mano de las pequeñas pandillas para reorganizarse y mejorar su efectividad, así como eludir la embestida del gobierno.Fuente: Télam
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