Como si fuera un encuentro de motoviajeros, Marta Estela Martínez (36) y Walter Marcelo “Legis Domine” Fernández (40) llegaron al Registro Civil de la avenida Trincheras de San José en sus respectivas “máquinas”, seguidos de una importante caravana de “compañeros de ruta”. Ataviados con los chalecos negros cubiertos de “parches” que utilizan en cada una de sus travesías, decidieron contraer matrimonio y así sellar el amor que sienten el uno por el otro y la pasión que comparten sobre las dos ruedas. La pareja se conoció en 2014 en un encuentro de motos que se desarrolló en la ciudad de Oberá y ahora “se dio la oportunidad de legalizar porque creemos que pasamos las pruebas y estamos dispuestos a comenzar esta nueva etapa juntos”, manifestaron entusiasmados, unos días antes del enlace.“Ella no pertenecía a una agrupación pero ya había empezado a viajar, y pegamos onda en ese encuentro” de la Zona Centro, recordó “Legis Domine”, que en ese entonces recién había llegado de Chile donde había conocido a unos colombianos que lo habían invitado a un encuentro en Ciudad del Este. Con la mente a mil, “cuando volví de Paraguay comencé a remar. Fue más o menos durante una semana”, agregó entre risas. Finalmente, en 2014 “empezamos una linda relación y en 2016 decidimos que podíamos ir a vivir juntos después que mi padre nos donó la parte posterior del terreno y empezamos a construir la casa propia”, contó.Se denominan motoviajeros. Están juntos hace tres años y siete meses y por estos días pertenecen a agrupaciones distintas. Ella es de los “Ruteros de San Miguel” y él forma parte de “Legis Domine”. “Como nos sentimos muy identificados con lo que es el motociclismo vamos a llegar al Registro Civil como lo haría cualquier “biker”, con nuestros chalecos y botas. A la entrada se colocará un borde de cascos simulando lo que en cualquier otro casamiento sería un camino de flores. Cada uno se movilizará en su propia motocicleta (él lo hará en una Honda Twister de 250 cc., y ella en una Yamaha Fazer de 250 cc.), y los anillos que mandamos a confeccionar imitan a dos cubiertas de moto. Eso implica que vamos a seguir juntos a la par y que nuestro propósito es seguir ‘ruteando’”, aseguraron, mientras ultimaban detalles dentro de la vivienda, donde cada rincón está cubierto de recuerdos de ruta: fotos, escudos, cuadros, calcos, que recibieron desde el “mundo del motociclismo”, donde “conocimos a mucha gente”.A la ceremonia asistieron “todos nuestros amigos biker. Se trata de gente que reside en Corrientes, Chaco, Paraguay, Buenos Aires, son personas que conocimos en el ambiente y con las que nos fuimos relacionando. Este casamiento será como un mini motoencuentro porque vendrán de todos lados a participar con nosotros”. Algunos comenzaron a llegar el miércoles con sus carpas a cuestas, otros no podrán estar presentes porque este “acontecimiento” coincide con el tercer motoencuentro en la localidad correntina de Caá Catí.Supieron que hace unos años en Oberá hubo un casamiento “parecido al nuestro” pero “si acá se hizo uno similar, la verdad es que desconocemos. Fue una decisión de ambos, los dos pensamos igual”.Tanto el profesor de ciencias jurídicas, políticas y sociales, como la esteticista, destacaron el apoyo que recibieron de la familia “de ambos lados”, y confesaron que estuvieron a punto de suspender el casamiento por problemas de salud del padre del novio que “afortunadamente ya está en casa. Es una alegría muy grande porque papá Jorge podrá estar presente durante la ceremonia, acompañándonos” junto a su esposa Carmen Villanueva y a Rosa Melo, madre de la novia.Amigos en comúnDespués de una mini caravana por las calles de la ciudad junto a los amigos “biker” y tras la fiesta, que montaron en el patio de su casa, en el barrio Miguel Lanús, estudiarán la posibilidad de “irnos de luna de miel en moto pero eso lo consensuaremos después del casamiento. Aunque la idea es seguir ‘ruteando’ hasta cuando lleguemos a ‘viejitos’”.El docente confesó que desconocía el “mundo de las motos” hasta que un amigo, Armando Villalba, lo invitó a asistir a un motoencuentro. “Tenía una motocicleta de 110cc. para movilizarme hasta el trabajo. Con él fui conociendo las rutas, a la gente que viaja, las anécdotas, empecé a viajar, formé parte de otro grupo, después fui motociclista independiente, y la verdad que me resultó muy lindo. Cada día escuchaba una historia de ruta más linda que la otra. Eso me entusiasmó y hoy tenemos bastantes amigos”, comentó.La esteticista comenzó a frecuenta el ambiente a los 19 años, cuando concurrió a un encuentro de motos que se hizo en la ciudad de Apóstoles. “Como no tenía una, fui como acompañante. Después de una ausencia de varios años, y antes de conocerlo a “Legis Domine”, me compré una moto más grande y retomé los viajes”, relató, presumiendo la construcción de esta historia con final más que feliz con alguien que hasta el momento solo tenía “amigos en común”. Fotos: M.Colman
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