Luego del sufrimiento de dos terremotos, el primero el 13 de septiembre Y el segundo hace cinco días, y los dos temblores registrados este sábado en México, PRIMERA EDICIÓN buscó la voz del misionero Ezequiel Rivarola para que cuente cómo vivió los lamentables sucesos en ese país y conocer cuál es la situación en la que se encuentra actualmente el país azteca.El joven, oriundo de Posadas, está viviendo desde hace poco más de un año en Ciudad de México, hacia donde emigró para jugar al fútbol.“Viví dos terremotos. El primero fue en Puebla, estado de Oaxaca. El otro fue en Ciudad de México, en donde fue el más fuerte”, contó Rivarola. Rememorando el momento en que tomó conciencia de lo que estaba sucediendo el joven dijo que “yo estaba en Ciudad de México, cuando pasó lo de Oaxaca. Eso fue como a las 8 de la noche. Recuerdo que estaba acostado y se empezaron a mover las cosas. Yo no le di importancia, hasta que un amigo con el que compartimos el departamento me dijo: ‘¡despertate!’ Pregunté porqué y me dijo: ‘hay un sismo, tenemos que salir afuera’. En la zona donde yo estaba, que se llama Cuatro Caminos, aunque fue fuerte el temblor no causó tantos daños”, recordó. “En cambio en la zona del Ángel (monumento a la Independencia, popularmente conocido como El Ángel), que queda a 15 minutos más o menos de donde yo estaba, ahí fue más fuerte. Todo eso pasó con el primer terremoto”, explicó el misionero.Tras el segundo terremoto hace apenas cinco días y que está catalogado como el “más letal en las últimas tres décadas”, con el registro de mas de 300 muertos, contó el joven: “Justo me tuve que ir a Puebla (ciudad perteneciente al departamento de Oaxaca), para jugar un partido y el martes pasó en Ciudad de México lo peor…al mediodía”, contó. “Cuando bajé del departamento para hacer unas cosas se movía todo. El edificio en el que yo estaba parecía un acordeón. Salí afuera y la gente estaba muy asustada. Yo no, porque como uno es nuevo en esto -e ignorante en estas cosas- no sabía de las consecuencias. Pero la gente sí. Después cuando salí a recorrer advertí que se había cortado la luz, no había señal, mucho tráfico, todos peleaban, todos asustados… era un caos. Todos se querían volver rápido a su casa, por sus familiares seguramente. Recién ahí empecé a tomar dimensión de lo que había pasado”, narró el posadeño, quien se mostró agradecido de haber salido sano y salvo. “A las personas que conozco acá no les pasó nada. Sí se asustaron mucho. Ahora tengo amigos que están a full colaborando en la desgracia”.“Mucha solidaridad” Situado en una cultura distinta gracias a sus habilidades deportivas, Ezequiel Rivarola, explicó su percepción sobre cómo la gente se resolvió frente a esta situación que si bien no es nueva para los mexicanos, nunca se la puede predecir, lo siguiente: “La gente ayuda muchísimo, trabajan todo el día en sus funciones -acá la gente es muy trabajadora- pero salen y se van a ayudar. No sé de dónde sacan tanta fuerza, pero es admirable. Colectan comida, ropa, todo lo que pueda ayudar a las personas más dañadas. Están preocupados, hay muchos niños atrapados, siguen trabajando para ver si consiguen sacarlos de los escombros”, contó conmocionado Rivarola.En relación a la preparación o recaudos previos del país para enfrentar estos sucesos naturales explicó que “las personas acá no están preparadas, porque nunca se está preparado para estas cosas; pero sí están un poco acostumbrados a que sucedan esto. Yo pensé que los terremotos eran predecibles, que las instituciones avisaban antes si iba a pasar, pero no. Ocurre sin aviso. Sí tienen protocolos. Hacen simulacros. Un día, por ejemplo, al mediodía salí del gimnasio -en pleno centro- había mucha gente, sirenas, todos se movían muy rápido, policías, ambulancias… me acerqué a averiguar que pasaba, porque todo parecía real, como si fuese que pasaba algo, hasta que me respondieron que era una réplica del sismo”.“Los políticos no ayudan”Una de las cosas que más le impactó a Rivarola, aparte de la destrucción y muertes provocadas por el terremoto, es la frivolidad con la que se manejaron y siguen manejando los políticos ante tan trágica situación. “Ahora está pasando algo muy loco, se vienen las elecciones, como en Argentina, y todos los partidos tienen mucho dinero… millones. Y la gente está pidiendo que donen el dinero de la campaña, para ayuda comunitaria y reconstrucción de las ciudades. Salieron a hablar todos los candidatos diciendo que no pueden dar ese dinero porque ya está destinado para los gastos de elecciones para las propagandas, para todas las cosas que hacen los candidatos. Es una cosa increíble. Si eso pasara en Argentina los comen vivos”, manifestó indignado. “Eso es lo que pasa acá en México, la gente se aguanta demasiado. Es increíble que digan que no pueden y que no van a dar ni un peso”, lamentó.
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