Es difícil ignorar su llegada porque, aun vestido como cualquier otro de la sala, su presencia se destaca. José Pellucchi es psiquiatra y el fundador de la ONG Payamédicos que ya cuenta más de 6.000 voluntarios en todo el país y se extiende por fuera de los límites de Argentina: en Chile ya son más de 60 y algunos brasileros ya llegaron para formarse como payamédicos. Llegó a Misiones para brindar un curso de payamedicina y aprovechó para elogiar la ley sancionada hace unas semanas en Misiones y contar los inicios de esta actividad que ayuda a sanar. Ni bien se hizo con la palabra agradeció “a los payamédicos que hace tiempo están acá llenando de belleza, poesía y alegría esta tierra colorada”, y remarcó que “es mentira que esto sea un sacrificio. Nuestra potencia terapéutica radica en que nos encanta lo que hacemos”.“Para nosotros la solidaridad es algo intrínseco, ni lo tenemos en cuenta porque somos así”, destacó Pellucchi y agradeció a los diputados Germán Bordón, Aníbal Vogel, Lidia Batista y Walter Molina “por haber hecho posible esta ley que profesionaliza al payamédico”, en relación a la norma recientemente sancionada por la Cámara de Representantes de la provincia, que dispone que cada hospital público de Misiones debe contar con un servicio de payamédicos por considerarlo “una terapia complementaria”. Pellucchi señaló que “las abogadas de payamédicos pasaron por un montón de leyes en el país, en municipios, en provincias, en todos lados y la fueron destilando. Cuando les pregunté qué pensaban de la ley de Misiones, me dijeron que era todavía mejor a la que hicimos nosotros”, dijo en relación a la ley sancionada en la provincia de Buenos Aires que estipula la contratación y el pago a los payamédicos. “No la promovimos nosotros”, aclaró y contó que “apareció un pediatra amigo de un diputado al que le mostró lo que hacíamos y, ante el temor de que se termine, pensó en pagarnos. Error, nosotros pensamos hacer esto toda la vida”, dijo el fundador de la ONG y recordó que “en ese momento yo no sabía qué hacer, porque no soy de ponerme en contra de nadie. Después me di cuenta que los jueves estoy de guardia y el domingo a la noche entro a otra en el Borda; y que voy con mucho deseo y me encanta hacerlo y me pagan. Entonces me di cuenta que una profesión no invalida el deseo”. De igual manera destacó que “va a ser optativo” y que “yo voy a optar por hacerlo deseantemente (sic) porque tengo otros ingresos. Pero me encantaría que sea una profesión y que los chicos piensen en que cuando sean grandes pueden ser payamédicos”. No obstante volvió a aclarar que “somos una técnica deseante, siempre que hicimos esto lo hicimos con pasión, con deseo. Nunca se nos ocurrió cobrar”. Un invento nacional“Payamédicos es un invento nacional”, aseguró Pellucchi y aprovechó para relatar los inicios de la ONG, que se remontan a 1992. “Yo empecé con obras de teatro de prevención en la comunidad con un grupo que se llamaba Los Rivas, porque se formó en el Hospital Rivadavia. Después empecé a hacer escenas de una obra que hacía como actor en el San Martín en la terapia intensiva donde trabajaba como médico terapista en el Udaondo y cuando terminaba la guardia tenía muchas ganas de hacer escenas y llevarlas a personas que no podían ir al teatro porque estaban internadas”, recordó Pellucchi. Fue así como empezó a ver que sus actuaciones producían cambios en la frecuencia cardíaca y, entre otras cosas, permitían reducir las dosis de analgésicos y sedantes. “Entonces llamé a otros colegas que estaban en Los Rivas y empezamos a formar lo que se llamó primero Hospiteatro y después Payamédicos. Esto empezó en 1992. En 2003 se constituyó como asociación civil, pero en 1992 empezó la investigación y fue mucho antes de que se estrene la película Patch Adams, incluso cuando Patch se enteró vino a la Argentina y se contactó conmigo”. Pellucchi señaló que los payamédicos tienen un “enfoque totalmente opuesto” al que propone Patch Adams “pero tenemos una amistad”.¿Qué se necesita para ser payamédico?Una persona que quiere formarse y ser payamédico tiene que tener el secundario aprobado. Ese es uno de los requisitos, pero no el único. “Debe tener ganas de pasarla bien, porque en ese pasarla bien va a ayudar a otros”, indicó Pellucchi y agregó que “no es para nada un sacrificio y es potente en tanto a vos te encante hacerlo. Cuando descubrís que ‘podes un payaso’, porque todos ‘podemos un payaso’, cuando encontrás al payaso que todos podemos es fascinante, además de lindo, tierno y amoroso. Si vas a discutir con alguien va a venir tu payaso de la guarda y te va a decir que busques otro camino”, relató.La persona también debe estar bien en su salud psicofísica “porque es un abordaje del cuerpo y de la salud”, indicó Pellucchi y marcó que Patch Adams, por ejemplo, incorpora a su organización a toda persona que quiera dar amor, como adictos en recuperación y “a veces tiene problemas en algunos lugares. Nosotros no. Si hay personas con discapacidad las acoplamos como payaguantes o personas que no tienen el secundario aprobado pueden incorporarse a dispositivos teatrales, en la calle, pero no en lugares donde implica un acto terapéutico”. Es más, habló sobre una nueva corriente denominada “Paya21” en la que personas con síndrome de Down pueden hacer un taller, formarse como payasos y, acompañados por payamédicos, ir a geriátricos. “Porque una persona con síndrome de Down es muy sensible y empática y puede aportar mucho al otro”.Fotos: M.Colman
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