H ay momentos que quedan grabados en el alma, en ella quedan encerradas frases de amor que no se pudieron decir y por siempre quedarán calladas. A veces, duele recordar cuando nos encontramos frente a la ausencia que reclama ese deseo de mirar al amor una vez más, pero muchas veces ni siquiera existe el eco de un adiós que mitigue aquel sentimiento que creíamos eterno. La última vez que nos vimos tus manos tomaron las mías, sin pensar que nunca la soltarías, incluso aquellas caricias que se sentían hasta el alma. La última vez que nos vimos, el destino tenía esperanzas y el sol nos alumbraba dándonos el calor que hoy nos hace falta.Ni siquiera encuentro en el desvelo alguna señal que haga olvidar por un momento su mirada, su voz y todas esas promesas amarillentas que descansan en un cajón.Además te puedo contar que aquella noche nunca se ha ido, quizás se resiste a perderse en el olvido o te espera para que recorras su cuerpo lleno de estrellas.De la última vez que nos vimos aún conservo el vino que todas las noches se derrama sobre mi mesa brindándome un falso alivio, manchando todas las hojas en blanco donde pensaba describir aquellas cosas que en esa noche no pudimos decir. Te juro que la flor que olvidaste aún no se ha marchitado porque espera que alguna vez la lleves en tu pelo. La última vez que nos vimos tu mirada quedó prendida a mi pecho y lo siento en cada palpitar. Aún tengo aquel beso que te robé la última vez que nos vimos, que te pertenece más a vos porque mis labios me recuerdan lo lejos que estamos los dos. Aunque sea un momento quiero volver y decirte todas aquellas cosas que hoy queman cuando en la soledad de las noches, en silencio las gritos sin que haya nadie que escuche la historia de aquel encuentro. La última vez que nos vimos teníamos un amor sin distancias, un compromiso que no necesitaba palabras, simplemente bastaban mi mirada y tu mirada, pero ahora todo aquello se transformó en olvido, en una antigua promesa sin color ni esperanza, ni siquiera la certeza de un reencuentro que alivie estas ganas de estar contigo. Pero el amor no es solo recuerdos, es enamorarse de tu risa, tu frescura y esas ganas de estar conmigo, así cuando nuestros cuerpos se aferraron en la última vez que nos vimos. Aunque todavía me queda la intriga de saber si te acordarás de esas últimas palabras que nunca más las repetimos. Tal vez escuchás también esos pasos que me siguen en silencio en esas calladas noches cuando sin querer te pienso, en ese delirio que me hace creer que alguna de estas noches quisieras volver. Recuerdo esa noche cargada de charlas y risas sin pensar que sería la antesala de algo siniestro, como la traicionera trampa que se oculta para atrapar a una ingenua presa, que sin pensar se acerca al final de su destino. Al escribir estas palabras parecería que sigo herido, pero tal vez lo hago porque aún no te olvido, igual cuando prometimos estar juntos la última vez que nos vimos. A veces pareces un abrojo que no quiere soltarse de mi ser, cuando vuelven tus recuerdos de lo vivido, que se transformará en una sentida imagen, donde te encuentras sentada como si siguieras esperando, pero por más que todas las noches lo intente jamás podré alcanzarte. Una noche que fue tan hermosa, sin lugar para despedidas ni tristezas, solamente un encuentro que se transformó sin querer en el último recuerdo. La última vez que nos vimos, siento que no vale la pena ni siquiera recordarlo porque dentro del pecho siento el renacer de un amor que nació esa última vez que nos vimos. PorRaúl Saucedo [email protected]
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