Pocas experiencias llenan la vida de tantos conocimientos como viajar, conocer el mundo y relacionarse con cuanta cultura exista la posibilidad. Una práctica que se convirtió casi en un hábito para Aurora Bitón, que la dotó de un sinnúmero de anécdotas que hoy comparte con alumnos de los últimos años del secundario, con las que capta su atención, al punto de sorprender a los docentes.Y sí, ver a veinte o treinta adolescentes abstraídos en una charla puede resultar extraño, por eso es imposible no preguntarse qué les contará la escritora misionera. PRIMERA EDICIÓN habló con ella y confesó que nunca llega a un aula con un speach armado, que todo va surgiendo y pasan por cuestiones como el autoestima, el día a día, el cuidarse, etcétera.“Insisto en que ellos se valoren, porque sienten que estudian y los profesores les dicen ‘vamos a ver el resultado en los exámenes’; los padres les dicen ‘vamos a ver’, entonces ellos deben creer en sí mismos, que son capaces de llegar y demostrar que pueden, les insisto mucho en que visualicen su futuro, porque si uno no es constante y perseverante en ese ideal, no sabrá, por ejemplo, qué carrera seguir”, confió.“También les recuerdo que hasta el día de hoy no se abolió la esclavitud, que está presente; que la vida es como con los árboles, algunos crecen alto y se acercan cada vez más al sol y a la lluvia, esos son los que triunfan y para ser como ellos deben estudiar”, añadió.Además, “les recuerdo un versito de papá cuando fui señorita, ‘por un momento de placer, nueve meses de pesar y toda una vida por delante que llevar’, que me costó aprender, pero lo entendí, y les aclaro a los varones que no crean que solo las chicas van a quedarse con el bebé, ellos lo van a tener que mantener hasta que termine una carrera, y para ellas, la vida terminó, sos mamá y tenés que aprender a ser mamá, y les recuerdo que tienen cómo cuidarse y qué deben hacerlo”, apuntó Bitón.“También les comento que el mundo es para todos, por eso es importante respetar las reglas, y cumplir las del país donde se está, pasé mucha vergüenza en Polinesia, por ejemplo, donde los porteños consumían en los supermercados, porque allí está permitido, pero al llegar a la caja no pagaban. Otra vergüenza fue cuando fui a Sudáfrica, la gente se llevaba las toallas, cucharitas, las cortinas del hotel, cuando salimos abrieron las valijas y con mi esposo fuimos los únicos que no nos llevábamos nada; juntaron montañas de cosas, ya en el avión la gente se reía, escuché a una mujer que comentaba que llevaban las cortinas de encaje para vestidos para su hija”, refirió.E hizo hincapié en que los chicos deben saber que “los líderes no sirven, porque allí está el principio del bullying”. “Ustedes están saliendo de su primavera, hasta los veinte años se es adolescente, de los veinte a los cuarenta se entra en el verano, cuando tenemos los grandes problemas, las grandes luchas, pero se sale, en el otoño tendrás satisfacciones, la pareja, los hijos, los nietos; yo estoy en el invierno y solo espero que cuando se crucen conmigo me digan ‘lo logré’ y yo lo voy a entender, y cuando no esté más en la tierra, miren el cielo, y digan al cielo ‘lo logré’”, finalizó Aurora Bitón.
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