Te veo triste en las noches y pasas sin tocarme al caminar, se que suspiras por aquel que no pudiste olvidar, sin decirme nada, lo descubro en tu mirada en donde guardas esas lágrimas que se resisten a brotar. Tampoco quiero preguntarte, porque a veces no vale la pena acordarse de ese ayer que ya no existe y que muchas veces lo reemplazamos por un presente lleno de oportunidades que nos resistimos a ver. Al pasar dejas el encanto de aquel perfume que hace que todo hombre quiera acompañarte y tratar de consolarte como sueño herido que no se pudo cumplir o simplemente desear que vuelvas a sonreír y que sueltes ese pelo olvidando todo aquello que un día te lastimó. Quizás él también estará arrepentido y a veces el orgullo deja al amor morir, sin siquiera darle una sola oportunidad de volver a renacer y cobrarse la revancha que la vida por un momento le arrebató. Imagino esas frías noches en tu casa donde con los brazos cruzados te quedas mirando tras el cristal de esa oscura ventana donde miras todos esos sueños que se escaparon sin decir adiós. Ahoras caminas con el peso del olvido sobre tus espaldas, pero aún eres esa mujer que sueña con ser querida, por aquel que llegue y arrebate de tus ojos esa tristeza, llene con su luz el silencio de tu casa y que vuelva a despertar en tu rostro una sonrisa. Aquel que caliente esa fría cama y a tu lado se quiera quedar, para devolverle a tu alma esa esperanza que perdiste aquella tarde cuando lo viste partir a ese viaje sin sentido ni respuestas. Eres la mujer que camina sobre las cenizas de un invierno que se vuelve más frío a cada paso y que a la vuelta de la esquina siempre sueñas con encontrarte con ese abrazo que te haga revivir y así volver a sentir esas noches de locura entre aferrada a su cuerpo y en ellos volver a dormir. Te veo caminar con tus alas heridas y el cansancio que se anuncia en tu respiración como si llevaras cargando una cruz rumbo al olvido, acompañada del sabor amargo del recuerdo que te dice que él se ha ido mientras sigues tu camino esperando el milagro de un nuevo amor.Seguramente, no pudo comprender toda esa ternura que guardabas solamente para él, y que el tiempo se encargo de transformarlo en ausencia, locura, soledad y el desvelo de la inútil espera donde todas las noches te desvelas pensando en lo que no fue. Tu amor se desata en cada paso y se convierte en el sueño de ese hombre que te reclama en silencio y desea que tu mirada lo despierte por las mañanas como esa brisa que llega y se quiere quedar. Eres la que siempre espera que debajo de la puerta aparezca una carta de amor o la llegada de un ramo de rosas pidiéndote una disculpa o solamente la oportunidad de escuchar su voz a través de una canción. Eres la caminante llena de esplendor y un cariño inquieto a esas ganas de brindar por el amor, pero sin la fuerza suficiente para intentar sacar aquel recuerdo de tu mente, tu cuerpo y que no te dejan continuar. Antes que la tarde se apague, sales a caminar como una estrella distante, donde los hombre al pasar, te miran y piden un deseo como soñando con una caricia y que le entregues un beso y un te quiero que salga del corazón. Eres la pregunta inconclusa que se hace todo hombre que desean dormir entre tus pechos y escuchar esa canción que hablen de locuras y que enciendan tu piel y tu ternura en noches cargadas de pasión, donde no se vuelva a hablar de despedidas, sino de eternas citas entre dos personas que se necesitan para volver a comenzar una ilusión. Eres la caminante que irá siempre por otra oportunidad, cuando encuentres la huella que te lleve nuevamente a tu estrella para encenderte con su sólo mirar y volver a morir desamor nuevamente, para que en sus brazos vuelvas a resucitar. PorRaúl Saucedo [email protected]
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