El ministro de Energía, Juan José Aranguren, generó polémicas al ofrecer a los usuarios del servicio eléctrico del sector metropolitano una inédita alterativa de pago de la tarifa bimestral en cuatro cuotas. El funcionario trata obviamente de desmarcarse de las críticas que recibió el Ministerio a su cargo, al lanzar tempranamente un ajuste tarifario que impactó con fuerza en las economías de los usuarios, pero que no parece tener fin. La propuesta de financiación a las familias, que roza lo insólito en un país que posee recursos carburíferos propios, sin embargo, no les resuelve el problema ni a los usuarios ni al Ministro. En este contexto, la renuncia por “razones personales” del nuevo CEO de YPF, Ricardo Darré, designado en julio de 2016, el sexto funcionario de importancia que deja el gobierno excusando “motivos personales” en dos años, complica el panorama. Como suele suceder, este tipo de renuncias abruptas encubren diferencias respecto a la gestión de la empresa, y según versiones periodísticas la de Darré no sería la excepción. Con la conformación de un nuevo comité ejecutivo de seis miembros, liderado por el titular de la compañía, Raúl Gutiérrez, en tanto, se anunció ayer que se avanzará en “la transformación de YPF en una empresa de energía integral que aporte soluciones innovadoras y sustentables para el desarrollo energético del país”. La declaración pareciera no ser más que una huida hacia adelante en un momento crítico. Al menos, no resiste el cotejo con los resultados reales que muestra la petrolera en cuanto a generación de energía. Un reciente informe privado resaltó que desde 2015 a la fecha la primera empresa productora de gas y petróleo de la Argentina se vino abajo abruptamente en perforación de pozos, un indicador fundamental de la orientación de la política energética. “En un país altamente dependiente de los hidrocarburos ¿puede ser analizada como un simple error de gestión?”, se pregunta el informe. El gobierno de Mauricio Macri, que se proclama impulsor de un modelo de desarrollo a largo plazo, pareciera no tener en claro el rol fundamental que corresponde a YPF, -en un proyecto integral de desarrollo- tal como la concibieron sus fundadores, como activo estratégico del Estado.
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