¿Cuántas veces vimos a adultos pegando o sacudiendo a sus hijos, “corrigiéndolos”? ¿Intervinimos alguna vez? ¿O huimos despavoridos tratando de olvidar ese momento tan incómodo? No es un mal momento, en este Mes del Niño, que nos preguntemos como parte de la sociedad, padres o adultos si creemos que estas escenas forman parte de la educación de un niño o son casos de maltrato de infantil. ¿El chirlo es maltrato infantil? Al respecto, el defensor de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Miguel Molina, fue contundente: “No justifico ninguna pauta cultural que signifique la vulneración de derechos de los niños”.En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, señaló que “muchos adultos justifican el maltrato a un niño en distintas instancias. Hay razonamientos adultocéntricos, ‘lo que pasa es que la madre tuvo tal problema y por eso trata así al niño…’, se justifica la vulneración de los derechos del niño con una dificultad del adulto que influye o determina su comportamiento”. Sociedad hipócrita Molina indicó que “hoy, felizmente, nuestra sociedad no acepta, no tolera y castiga la violencia hacia la mujer. Sin embargo, acepta y promueve la violencia hacia el niño… eso es una sociedad que justifica el castigo físico a los niños”, remarcó. Recordó que, en el anecdotario, sabemos que un niño golpeado no necesariamente va a ser un hombre golpeador, pero todo hombre golpeador ha sido un niño golpeado. “¿Por qué esta hipocresía social? Si queremos corregir la violencia de arriba, eliminémosla desde abajo, dejemos de golpear a nuestros niños. Son conductas aprendidas, creo que sostener esta perspectiva de que con la violencia se corrige es un mal cultural que tenemos que ir removiendo porque el niño necesita protección y abrigo. El niño aprende lo que vive”, argumentó. Trabajo infantilMolina advirtió además que estamos en una sociedad que tiene conceptos positivos respecto al trabajo infantil, “es para que aprenda”, argumentan. “Pero el trabajo infantil reproduce la estructura de pobreza, el peor lugar para que un niño esté es un ámbito de trabajo porque tiene afectada su salud, su escolarización y repite el círculo vicioso de la pobreza”, indicó y remarcó que “para salir de esta trampa de pobreza, el niño tiene que estar en la escuela. Y si va a aprender un oficio, que sea en un ámbito de capacitación y no en un ámbito de explotación laboral”. Señaló que ya hay ámbitos institucionalizados, como el de la yerba mate, tabaco, caña de azúcar, fundamentalmente en las zonas agrícolas. “Después, hay todo un universo que es el trabajo del niño en el ámbito familiar que también es digno de análisis”, indicó el titular de la Defensoría. Pautas culturales y abuso sexual Al ser consultado sobre el inicio sexual y la maternidad precoz en algunas culturas, Molina remarcó que los derechos de los niños no pueden quedar supeditados a pautas culturales. “Hay antropólogos o sociólogos, por ejemplo, que justifican determinadas conductas culturales en algunas etnias o sociedades porque forman parte de su cultura. Por ejemplo, el inicio temprano de la sexualidad de las niñas guaraníes de mano de hombres adultos. A esta altura de la evolución humana y después de la convención que es el tratado de derechos humanos de los niños, esas pautas culturales configuran un delito. Nuestros niños tienen que ser protegidos, no abusados. Desde mi cosmovisión, es abuso sexual infantil y, como tal, debe ser penado”, aseveró Molina.
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