Cuando las agujas de los relojes se clavaron a las 22 y las ansias del público lo aclamaban a viva voz, Abel Pintos, simplemente, “surgió” en un escenario azul brillante. “Quiero abrazarte y sentir, volver a ser un niño, y que me alejes del miedo cariño, y no sentir los años, dormir desnudo y a salvo de todo, lo que nos hace daño”, la primera estrofa de “Cómo te extraño”, bastó para que un anfiteatro absolutamente repleto, hombres y mujeres, se rindiera a sus pies por casi tres horas.Un tema más de “11”, su nuevo disco, “3”, fue necesario para que el grito casi unánime le permitiera saludar, momento que aprovechó para pedir que se tenga consideración con todos, especialmente la gran cantidad de personas mayores que lo eligieron para una noche única, disfrutando sentados del show.Obviamente, dada la humildad que lo caracteriza, el cantante no pudo evitar expresar la emoción que significó estar sobre el escenario y recordar sus primeros pasos por la provincia, cuando siendo preadolescente llegó al casino, luego en un espacio más grande y ahora en el mayor escenario de la tierra colorada y siempre con la misma respuesta, un auditorio colmadísimo.Entonces, cómo dejar pasar sus nuevas canciones, “Once mil”, “El adivino”, “Mariposa”, “Alguien” o “Una razón”, previa explicación de lo mucho que representa esta letra en él, sin reservar un espacio para esos temas que sus fans adoptaron casi como clásicos, como “Aquí te espero”, “Tanto amor”, “Ofrezco”, “La llave” o “No me olvides” sin que la noche vaya adentrándose.Prácticamente tres horas pasaron y aunque el viento fresco del Paraná soplaba ya con fuerza, no lograba abrirse camino en el Manuel Antonio Ramírez y el clamor ahuyentaba todo indicio de cansancio, todo tiene un final. Sí, Abel Pintos se despidió de Posadas y toda la región con una noche mágica que selló con “Revolución”, aunque seguramente no por mucho tiempo.
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