Uno de los mayores desafíos que plantean mis pacientes en la consulta es frenar el impulso de comer cuando no sienten hambre o ha pasado muy poco tiempo de la última comida. Inclusive algunas personas relatan continuar comiendo en exceso con una fuerte sensación de plenitud o dolor en el estómago.La frase más escuchada es: – Como por ansiedad.De manera práctica podemos decir que la ansiedad como síntoma psicológico, es distinta del impulso a comer en exceso o ingerir alimentos sin hambre, que podría ocurrir en algunas personas, pero no siempre.Desde el punto de vista nutricional, esto ocurre principalmente por el hábito de comer alimentos ricos en azúcares, harinas, grasas o sal. En el cerebro se activan centros que producen placer, con lo cual se activan mecanismos neurohormonales que en un tiempo determinado “solicitara” más y más, activando así lo que por el uso generalizado se denomina “ansiedad”. Con el agravante de que la demanda se hace con más frecuencia y mayor cantidad en las porciones.También es muy frecuente que refieran que ante determinadas emociones, como el aburrimiento, el enojo, la frustración, inclusive ante estados de ánimo como la alegría, se disparen las ansias de consumir ciertos alimentos. Ya que no se da en general, con vegetales, frutas o lácteos descremados y si con panificados, chocolates, comidas elaboradas ricas en grasas e hidratos de carbono.Existen además otros factores que influyen, como por ejemplo, en los casos que desde niños se han acostumbrado a “tapar” cualquier emoción con comida. O además cuando la comida es premio cuando nos portamos bien, como gratificación y el castigo ante una desobediencia.De esta manera se encuentran en un círculo emoción- comida en exceso que no siempre les resulta fácil de cortar, con las consecuencias para la salud, acarreando múltiples enfermedades.¿Qué podemos hacer desde la alimentación para cortar o salir de este círculo vicioso?· Ser conscientes de las emociones que se nos presentan, analizar que lo ha disparado y accionar de manera efectiva, sin que sea con comida.· Evitar los alimentos ricos en hidratos grasas y sal, como panificados, golosinas, gaseosas, snaks, alimentos comprados.· Preferir frutas , verduras, cereales integrales, legumbres y alimentos caseros· Ante la sensación definida como ansiedad, tomar agua, infusiones o gaseosas sin azúcar.Es importante saber que con el transcurso de los días, estos “ataques de hambre” irán disminuyendo. Una caminata, una ducha o alguna otra actividad distractora son también muy efectivas.Lo importante es saber que no hay medicamentos ni soluciones mágicas, la repetición de acciones a conciencia y una buena elección de los alimentos a ingerir serán el camino al éxito.ColaboraMónica MarinMédicaEspecialista en Nutrición. [email protected] ws: 3755 554957
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