(Nota completa publicada por PRIMERA EDICIÓN el sábado 3 de agosto de 2002, dos días después de su fallecimiento y al día siguiente de su inhumación)Vivió, murió y -desde ayer- descansará en su propia ley. Enterrado de pie, como él quería, y en la tumba que él mismo se había destinado desde hace tres años. Rogelio Gabriel Ramírez (87) lo dio todo por la comunidad aristobuleña y ésta, como retribución, lo acompañó con pesar y respeto en su último viaje, el que lo llevó hasta su chacra José Hernández, un predio de 25 hectáreas situado a dos kilómetros de su casa donde tenía vacas, caballos y cuatro búfalos y donde habilitó su propia sepultura.Ramírez, habitante de la zona desde hace medio siglo y prestigioso político a nivel local y provincial, murió el jueves a las 8.20 en un sanatorio de Posadas, y ayer fue enterrado tal y como siempre dijo que quería. Un centenar de personas participó en la ceremonia, que se inició en torno a las 8.30 y se extendió hasta pasadas las 10, en una jornada lluviosa que incluso impidió llegar a muchos de los que quisieron acercarse en sus vehículos (sobre todo los de menor porte) por las malas condiciones de los caminos. La ceremoniaLos restos de Ramírez fueron introducidos -junto con un poncho que acompañó su popular figura desde los 14 años y un chicote con sus iniciales en oro- en el ataúd de madera que él mismo había armado también hace 20 años. Una vez abierto el nicho de 2,50 metros de profundidad, y bendecido éste por el sacerdote, se puso cinta de embalaje alrededor del ataúd y se lo colocó dentro de una bolsa decarpa fabricada para la ocasión, que fue lo que se introdujo en posición vertical en el peculiar sepulcro construido hace tres años con ayuda de un albañil.Previamente, echaron adentro de éste dos sobrecitos de veneno "para que los gusanos no me coman", según había dejado explícito el propio Ramírez antes de morir.Después se tocaron varios acordes con la campana que había colgado de la parte interior de la tapa de la tumba, en cuya cara externa se puede leer la inscripción firmada por él mismo: "Aten nomás, amigos", en referencia a las manijas existentes en los costados del nicho para que, quien lo desee, amarre ahí a sus animales. Para hacer todo el trabajo, se ocupó la grúa de la cooperativa eléctrica Cainguás.Genio y figuraRogelio Ramírez nació en Concepción del Uruguay (Entre Ríos) el 18 de noviembre de 1914, pero llegó a Aristóbulo en 1953. Fue interventor de la localidad por unos meses en 1958, y a continuación se convirtió en intendente por cuatro años más.Más tarde fue diputado provincial de 1987 al 89, siempre como integrante de la Unión Cívica Radical. Durante esa gestión, fue uno de los impulsores del puente Alba Posse-Porto Maua y del servicio de balsa entre Colonia Oasis y Capitán Meza (Paraguay).A pesar de todo, no gozaba de sueldo ni jubilación de privilegio, sino que se conformó con una exigua pensión del Pami.Aunque murió soltero, hace 16 años que vivía con Isabel de Rocha y su hija de 17. Su viuda comentó ayer a PRIMERA EDICIÓN que tenía miedo a que algún vecino o autoridad impidiera la ceremonia por lo inusual de la misma, pero finalmente nadie en la localidad se opuso a la última e insistente voluntad del fallecido.Tal era el cariño por él de sus compoblanos, que el barrio donde residía (habitado por unas cien familias) se llama Ramírez por voluntad de los propios vecinos.Su caballo está enterrado desde 1970 en una tumba frente a su casa, con la inscripción "A mi gran amigo Caburé" (tal el nombre del equino), al que brindó este homenaje por las muchas carreras que ganó con él. La plata obtenida era donada en su mayoría para instituciones de bien público o destinada a viajes de negocios en beneficio de su comunidad.
Discussion about this post