Agca disparó contra el Papa el 13 de mayo de 1981 mientras éste se desplazaba por la Plaza de San Pedro. El Pontífice resultó herido en la mano, en el brazo y en el abdomen, pero milagrosamente salvó su vida. Poco tiempo más tarde, en diciembre de 1983, el Papa visitó en la cárcel a su atacante y lo perdonó, pese a lo cual la Justicia humana castigó con cadena perpetua a Agca en 1989.
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