Desde la incorporación del ministro Nicolás Dujovne, el Gobierno nacional promueve un acuerdo con las provincias para dar más transparencia a la gestión de las finanzas públicas y combatir el drama endémico de la permisividad fiscal. El acuerdo se pone a punto en el contexto del Comité Ejecutivo del Consejo Federal e Responsabilidad Fiscal (CFRF), organismo que se integra con un representante permanente de la Nación y ocho de las provincias, de carácter rotativo. Se apunta a definir un proyecto de reforma de la Ley de Responsabilidad Fiscal que se remitiría al Congreso. Este jueves se anunció que hubo “un nuevo avance”, y habría consenso en algunos puntos, el primero de los cuales estipula que “todas las jurisdicciones del país mantendrán constante el gasto corriente primario en términos reales y el gasto primario total en el caso de las deficitarias (o con servicios de deuda superiores al 15% de los recursos corrientes), hasta 2019 inclusive”. Es difícil no ver en la contención del gasto un instrumento que, bien y oportunamente aplicado, es señal de sana administración de las finanzas públicas, pese a lo cual la experiencia indica que la idea de un criterio único aplicable a todas las jurisdicciones en todas las circunstancias y con un límite temporal estricto, deviene en una abstracción. Más aún cuando las “buenas prácticas” que se predican como un remedio astringente obligatorio para las provincias se diluyen al tratarse del Estado nacional. Desde que asumió Macri, portador de un discurso de reducción del Estado y el empleo público; en la práctica creció tanto el empleo estatal, según fuentes privadas. Pero el mayor peligro está en el fuerte crecimiento de la deuda pública y el déficit fiscal, que se disparó en términos reales. Analistas que siguen el tema realizaron una comparación dramática: “El déficit del Estado nacional en 2017 terminaría siendo el más elevado de la historia, apenas por detrás del ‘Rodrigazo’ y del pico de Alfonsín”. El descontrol inherente a este resultado financiero es tan palpable como la falacia del discurso de austeridad que se vende a las provincias y a la ciudadanía.
Discussion about this post