Ponernos de acuerdo con qué familia pasaremos las fiestas o las vacaciones; el horario de regreso de una fiesta con nuestro hijo adolescente; decidir un aumento de sueldo; el precio de un alquiler,etc., vivimos negociando, aún sin caer en la cuenta de que lo estamos haciendo.Ya sea en casa, con la familia y los hijos, en nuestro trabajo, en el barrio con los vecinos, etc., poder negociar de tal manera que cuidemos las relaciones y obtener el resultado que queremos, a veces no es sencillo.Existen algunas barreras u obstáculos que impiden llegar a una negociación eficiente:Una de ellas la constituyen las emociones y reacciones de los propios negociadores. Los impulsos cuestan caro. Los sentimientos y emociones hostiles no reconocidos ni trabajados provocarán una escalada del conflicto, comprometiendo seriamente la relación.El posicionamiento. Existe una tendencia en las personas a encerrarse en un punto de vista particular sobre la otra parte y sobre el asunto en disputa, aferrándose a él de manera extrema y, a menudo irracional. Como difícilmente se acepte la opción de perder, quien perciba la cuestión en términos de ganar/perder, terminará peleando irracionalmente.El temor a perder el prestigio o a quedar mal con las personas de las que dependemos, a veces nos impide ver los beneficios de un eventual acuerdo. ¿Cómo regreso a casa y le cuento a mi señora que me puse de acuerdo con la vecina que nos vive peleando?El poder percibido, creer que uno tiene mucho poder sobre la otra parte lleva a la pregunta: ¿para qué voy a negociar si puedo ganar sin ceder?, situación que no nos permite evaluar las alternativas de la otra parte.Para poder superar estas cuestiones tan frecuentes en una negociación, W. Ury nos enseña algunas herramientas.Mirar la situación desde otra perspectiva, salir al balcón de manera tal de recuperar el equilibrio emocional y enfocarnos nuevamente en nuestros intereses, es el paso inicial.Mirar el conflicto “hombro con hombro” en lugar de hacerlo “frente a frente”. Es diferente ver a la persona con la que estamos negociando como nuestro socio en el conflicto, que verla como nuestro oponente a vencer. Esto nos permitirá escuchar, comprender y respetar el punto de vista ajeno, aunque no coincidamos. Todos necesitan ser escuchados, satisfaciendo ese interés primario de la otra parte se genera mayor confianza para enmarcar de manera más favorable la negociación. Intentar persuadir en lugar de forzar.Podemos vivir mejor si colaboramos unos con otros, ese es el camino hacia un mundo pacífico. ColaboraValeria [email protected] 3764510132
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