Una seguidilla de ataques encendió el alerta máxima entre los vecinos de la chacra 99 en la Capital provincial, después de que una patota atacara y destrozara a machetazos la casilla del sereno que hace recorridas en inmediaciones de la plaza y la escuela.No es la primera vez que la gente del lugar queda a merced de la inseguridad, pero estamos ante un “nivel de violencia nunca visto”, confiaron algunos vecinos del lugar consultados tras una recorrida de PRIMERA EDICIÓN. Los testigos prefirieron mantenerse en el anonimato porque en el barrio Los Kiris “nos conocemos todos y sabemos quienes son, el problema es que estamos indefensos porque las denuncias nunca llegan a nada”, contaron angustiados.Por el momento, la chacra quedó más desprotegida que nunca porque el sereno ya no quiere volver a trabajar al argumentar haber recibido amenazas. El hombre había sido contratado para vigilar el área de noche, dado los casos de robos y atracos, pero jamás se imaginó que podía él mismo ser el blanco. De acuerdo al relato de la gente, la patota (que se mueve entre cinco y hasta quince miembros) está formada por chicos jóvenes del barrio y se presume que viven entre la calle 103 y 115, por Bustamante. Aparentemente, cuando rompieron el resguardo de madera utilizado para las guardias, se hallaban alcoholizados o bajo el efecto de algunas drogas, por la violenta manera en que atacaron con machetes, palos y piedras el lugar. Al lado de la plaza vandalizada se encuentra la escuela 783, con una comunidad educativa numerosa (unos 600 alumnos) quienes asisten en horario nocturno y diurno. La institución no escapa a la realidad, hace unos años fue desvalijada pese a todos los dispositivos de seguridad implementada por los directivos. En esa ocasión se llevaron casi 50 netbooks que jamás se recuperaron. “Angustiante”“No se puede salir ni dormir tranquilo. En un barrio como el nuestro no es frecuente que haya mucha presencia policial, ojalá después de estas reuniones con el Foro de Seguridad podamos caminar tranquilos por nuestras calles”, pidió uno de los denunciantes al hablar con este Diario. El alarma por el ataque llevó, por otra parte, a que la escuela y pequeños comerciantes redoblen medidas antirobo, porque sienten que “más no se puede hacer”, lamentaron. Asimismo desde la comisión barrial y la escuela están impulsando la colocación de cámaras de seguridad, como otro aporte.
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