Esta gran obra de infraestructura, anunciada en 2003, tenía por propósito conectar a todas las provincias carentes de acceso al gas por redes a la de gas natural que se extiende por el resto de las provincias argentinas; y dar por finalizada una histórica segregación. Curiosamente, el ducto que se anunció profusamente como una “reparación histórica” tras el cambio de gobierno dejó afuera, presuntamente hasta el año 2022, a dos jurisdicciones pese a que ya se habían iniciado las licitaciones. Se garantizó en cambio que, una vez terminadas las obras actualmente en curso, el G-NEA se conectará a la red que abastece al país central. Las razones de la exclusión de Misiones y Corrientes -que desmintieron el federalismo que se asoció a la iniciativa- no fueron dadas a conocer, a pesar del perjuicio que causa a las provincias indicadas, encareciendo costos en los hogares y restando competitividad y posibilidades de desarrollo a las industrias. En la reunión, se habría transmitido a Schiavoni la decisión común de los gobernadores de reclamar ante la Nación y, próximamente al Jefe de Gabinete, Marcos Peña, recibiría en audiencia al diputado y los dos mandatarios provinciales. Allí, se plantearía como alternativa la posibilidad de vincular a Misiones con el gasoducto que llega al sur de Corrientes, abastecido por la cuenca de Loma de la Lata.Por otra parte, se pediría energía más barata para las dos provincias como compensación hasta que no se cuente con el gas natural. La iniciativa es positiva aunque sólo sea porque reintroduce el tema en la agenda oficial, luego de que se dejara pasar una oportunidad única, durante el gobierno de Maurice Closs. Probablemente la exclusión obedeció a diversas razones, pero entre ellas no se puede negar que incidió la forma pasiva con que respondió al proyecto el gobierno de Closs. Bienvenido que se intente ahora acordar una estrategia común.
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