Para conmemorar un día tan especial como este domingo, dialogamos con el periodista y conductor de televisión Jorge Castro. Nos cuenta cómo es ser papá en estos tiempos. Cómo les cambia la vida, el estresante pero amoroso acompañamiento de los hijos. Un papá mediático vive hoy quizás su mejor momento. Acomodó sus tiempos y ya no trabaja a la tarde para poder disfrutar de sus hijos. Él es Jorge Castro, a quien seguramente lo reconocerán por ser uno de los conductores del noticiero de Cablevisión. Es periodista, tiene buen humor, no es “chinchudo”, dice que sus enojos duran pocos minutos, pues “me detengo, pienso y digo, mejor es estar bien”. Es papá de cuatro niños: Ian, los mellizos Lola y Teo (no viven con él pero sí se ocupa) y la pequeña Guadalupe Itatí. “Ella es el sueño cumplido por la virgen. La buscamos, quería una nena, porque ya teníamos a Ian, como soy devoto de la Virgen de Itatí le pedí a ella. Se llama Guadalupe porque la concebimos en un viaje a México. Hicimos todo lo que las tías nos decían para que sea nena, pero en realidad creo que fue la virgen la que me cumplió”, y lo cuenta con mucha felicidad, en su rostro se nota la satisfacción del sueño cumplido.Con Ian, en plena etapa pre adolescente, Jorge confiesa que lo suyo es el diálogo y la negociación. “Los chicos entienden, si Ian tiene en su agenda una fiesta el fin de semana, entonces negociamos: el viernes es tuyo, el sábado es nuestro. Y así estamos en familia. Cuando Ian era más chico le dije: ‘Yo no voy a ser tu compinche ni voy a ser cómplice de algunas macanas’ y la tiene clara. Igual es como que ellos no te quieren fallar cuando vos estás presente. Ahora tengo que hacer la espera en el sillón, tomando agua, porque tengo que ir a buscarlo a alguna fiesta. Y me gusta, y no me enoja cuando llego y me pide media hora más. Reclino el asiento y espero. Creo que eso hace que después ellos te respondan”. En estos nuevos tiempos, en que el patriarcado está diluyéndose, Jorge entiende que “con mi esposa Beni hacemos todo compartido. Si surge algún problema, o si me llaman de la escuela, como me pasó que estaba descompuesto, yo lo busqué lo llevé a casa, consultamos con el médico y luego le conté a su mamá, ya con el problema resuelto y ella hace lo mismo. Respetamos los trabajos de cada uno, y es la manera en que podés estar bien. Cuando llego a casa dejo los problemas y los chicos te reciben para contarte. Aunque esté cansado estoy dispuesto a escucharlos, soy un papá presente, me permito disfrutarlos y me defino como un papá hinchapelotas porque quiero saber todo, más con Ian que comienza a salir. Controlo con quién y a dónde va. Con los años uno va madurando como padre, lo veo en mis hijos. Antes no veía ciertas cosas que no las disfrutaba, era más inmaduro más joven…”. Hoy es un papá con todas las letras. ¡Feliz Día a todos los papás! Por Rosanna Toraglio ([email protected])
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