Señora Directora: Los argentinos somos algo especiales si nos relacionamos con los números según el siguiente detalle:- Los números cambiantes en los precios de todos los artículos que compramos, los cuales influyen en los alquileres, servicios públicos, combustibles, tarifas diversas, etc.- Los números en las calificaciones, en principio al comenzar en la escuela primaria (que en algunos casos son letras), luego en el secundario y finalmente en la universidad ¡siempre mandan los números!- Los números en la temperatura con climas cambiantes, que inesperadamente pasamos de 40 grados a 15 grados porque apareció sin avisar, un jet de vientos del sur que nos puso en apuros y con los abrigos guardados en algún lugar. Y los números de la humedad que acompañan a los de milímetros de lluvia, que se instaló en nuestro país trayendo un sinnúmero de inconvenientes que llevarán un largo tiempo para que todo se normalice.- Los números telefónicos que aparecen en tarjetas personales que nos entregan personas que conocemos o los que vamos acumulando en “contactos” del celular y que algunos nunca necesitamos ni nos llaman porque significa un gasto.- Los números de los juegos de azar que, vaya a saber por qué, nunca salen en primer lugar cuando apostamos.- Los números variables que corresponden a las divisas extranjeras y a los intereses bancarios a favor (plazo fijo) o en contra (débitos), agregándose los bonos y otras transacciones.- Los números que no descansan y obligan, de tasas e impuestos.- Los números de la tarjeta que no queda quieta y nos tienta todo el tiempo.- Los números de las multas (algunas inventadas y otras exageradas).- Los números del velocímetro de motos, coches y camionetas que superan las velocidades permitidas en calles y avenidas de la ciudad (que sucede por la ausencia de controles y genera los consiguientes accidentes).- Los números de los medidores de la energía eléctrica (¡uh! qué tema urticante) y del agua (especialmente quien tiene pérdidas dentro de su propiedad o no controla su consumo).- Los números de algunas balanzas comerciales que “tiemblan”, no son genuinos. ¿Y en la que nos pesamos nosotros?- Y no podían faltar, los números en los recibos de sueldo, donde en la columna de haberes hay un adormecimiento como si tuviera fiebre o algún virus “impedimentus” o “retardus”, necesitando reposo; en la que corresponde a los descuentos hay un 19 que debería ser un 11 que es el de jubilación, porque en todas las otras provincias argentinas figura éste último en los recibos de sueldo de los empleados públicos ¿seguiremos esperando? qué…- Los números de ¡seis cifras! de las remuneraciones de los que están allá arriba y los números de “cuatro cifras” de los que abajo ponen el hombro día a día.Quedan los números de la temperatura corporal y de la presión arterial, los que se deben tener muy en cuenta dadas las situaciones de variada intensidad que se plantean cotidianamente.Conclusión: en definitiva, todos somos un número para una sociedad cada vez más complicada y materialista.
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