Desde nuestros diferentes talleres de cocina vegana hemos sostenido, y lo seguimos haciendo, que el rol de la mujer en la cocina es fundamental. La manera en que organiza las distintas vibraciones de los alimentos y el toque final que da en el momento de servir, es como el trabajo del alquimista que transforma la materia en salud y armonía. Y que tras una pseudo “modernidad” dejó su lugar a la comida rápida, barata y procesada. Lo que trajo como consecuencia un sinnúmero de problemas y enfermedades.Hay varias personalidades del mundo de la salud y de la espiritualidad que han afirmado lo mismo. En este sentido presentamos el pensamiento de Roy Littlesun, heredero de la tradición hopi, agricultor, maestro, conferencista internacional, uno de los pioneros de la difusión de la comida macrobiótica, vital a sus 77 años recorre el mundo explicando que hay que purificar la sangre a través de la comida, la verdadera medicina personal y colectiva. Su movimiento se denomina “La revolución de las 10.000 cocinas”.“La casa es el primer centro de gobierno y su corazón es la cocina. La cocina es sagrada, pero se ha convertido en un bar…”“La comida es la principal forma por la cual somos manipulados. Lo más pernicioso ha sido la introducción en nuestra dieta de azúcares, alimentos refinados, foráneos o fuera de temporada”“Un grano de arroz contiene toda la sabiduría necesaria para hacer crecer 10.000 granos. Al comer grano integral biológico nuestras células se conectan con la memoria de la Creación iluminando nuestra ignorancia y eliminando junto a ella todos los tóxicos tanto físicos y emocionales como mentales”“Y ustedes las mujeres deben cambiar el mundo. Deben controlar el alimento, porque la comida acaba convirtiéndose en nuestra sangre. Las cocinas eran nuestras primeras iglesias, los primeros lugares de sanación, las primeras escuelas, los primeros laboratorios de alquimia; de la alimentación nació el comercio, el grano es el primer dinero”.“Ahora la revolución está en marcha. Nuestras armas, la alimentació y la conciencia. Nuestro peor enemigo, nosotros mismos. Cambiando la calidad de nuestra sangre podremos conquistar la libertad de vivir nuestra propia vida en sintonía con un orden mayor del cuál formamos parte: la Naturaleza, el Ser, la Consciencia, Dios o como desees llamarlo”, afirma Roy Littlesun.- (continuarà)ColaboraHilda GonzalezExperta en [email protected]
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