Las protestas han sido modestas desde que la crisis política estalló hace una semana, cuando salió a la luz una grabación realizada por el empresario Joesley Batista, dueño del gigante cárnico JBS, en la que el mandatario conservador parece avalar el pago de sobornos a un exdiputado preso por corrupción.Pero este miércoles los brasileños tendrán una nueva oportunidad para mostrar en el corazón político del país la impopularidad récord que tiene el presidente, investigado ahora por el Supremo Tribunal Federal (STF).La fiscalía general acusa a Temer de obstrucción a la justicia para impedir el avance de la operación ‘Lava Jato’ en una trama donde ve corrupción y organización criminal.Tensión por las reformasMientras las alianzas del gobierno se tambalean en el Congreso, otro de los objetivos claves la jornada de protestas es impedir que las reformas de austeridad de Temer sigan avanzando.Apoyadas por economistas y los mercados, estas propuestas quieren hacer salir al gigante latinoamericano de la peor recesión de su historia.Sin embargo, la reforma que busca aumentar la edad de jubilación ante un sistema de pensiones insostenible, es fuertemente rechazada en el país.Manifestaciones previas -inclusive de sindicatos de corporaciones públicas como la policía- acabaron con choques.La tensión en Brasilia se sintió el martes en el Senado, cuando una comisión de asuntos económicos evaluaba un reporte sobre la reforma laboral, la otra gran apuesta de Temer.Una trifulca iniciada por senadores del Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Lula da Silva hizo que la sesión tuviera que suspenderse momentáneamente."¡Fora Temer!, ¡Fora Temer!", gritaban los senadores.El lastre de la corrupciónLa austeridad pregonada por Temer era controvertida, pero la corrupción rampante en Brasil ha dejado en segundo plano ese debate y ha debilitado aún más a Temer.El presidente conservador apenas asumió el cargo hace un año tras la destitución de la izquierdista Dilma Rousseff, acusada de manipular las cuentas públicas.Su principal promesa era volver a poner en orden la economía tras una contracción de 7,2% de su PIB entre 2015 y 2016.Ese objetivo parece peligrar más que nunca ahora.Temer tiene una docena de pedidos de un juicio político en el Congreso y pocos analistas estiman que pueda sobrevivir mucho tiempo.Entre tanto, la policía federal detuvo el martes a un asesor del presidente y a dos exgobernadores presuntamente vinculados con un megafraude durante la Copa del Mundo de 2014.Los detenidos son acusados de integrar una red delictiva que sobrefacturó en casi 900 millones de reales (unos 380 millones de dólares de la época) un proyecto inicialmente estimado en 600 millones de reales para construir en Brasilia el estadio Mane Garrincha, el más caro de todo el Muncial.La policía arrestó al asesor presidencial Tadeu Filippelli, que fue despedido de inmediato por el Palacio de Planalto, y a los dos exgobernadores del Distrito Federal, Jose Aruuda y Agnelo Querioz.En un episodio aparte, que subraya el largo alcance de la lucha contra la corrupción en Brasil, la Suprema Corte sentenció a casi ocho años de cárcel al hasta ahora intocable Paulo Maluf, un diputado de 85 años aliado de Temer, por lavado de dinero.
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