(Nota completa publicada por PRIMERA EDICIÓN el 22 de mayo de 2012)Tenía sólo trece años cuando su tío la llevó a Gobernador Roca; tierra adentro, donde hasta la esperanza pareciera desaparecer.No tenía siquiera una idea certera de las pulsaciones agitadas de un corazón enamorado y, quizá, con susto e inocencia, comprobó que las hormonas habían comenzado a transformar su cuerpo de niña a mujer. En pocos meses, los sueños y fantasías de una chiquilla se transformaron en una pesadilla tormentosa.Ese hombre, en el que confió ciegamente, la privó de todo: de su inocencia y hasta de su dignidad. Se transformó -o la transformaron- en un objeto carente de autoestima, de espíritu y felicidad.Hasta que alcanzó la madurez necesaria para gritar su bronca, su historia y revelarse a una situación de cautiverio que se prolongó por cinco largos años.En ese lapso, fue madre en cuatro oportunidades, aunque nunca se supo si parió en un centro de salud o en medio del monte misionero, nada más que con la ayuda divina.El relato de su historia conmovió hasta al más duro y llevó a la Justicia a actuar con celeridad.El hombre, de apellido Vallejos, terminó procesado y más pronto que tarde, será sentado en el banquillo de los acusados para rendir cuentas ante la Ley.El juez de Instrucción 2 de Posadas, César Yaya, le endilgó los delitos de “abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante y rapto”.Se trata de un hombre considerado reincidente, ya que había purgado condena en prisión por un episodio similar.En ese caso, como en este ocurrido en Gobernador Roca, las víctimas fueron sobrinas del depravado. Vallejos fue sentenciado a ocho años de cárcel allá por 2003. Estuvo tras las rejas hasta febrero de 2005, cuando fue beneficiado con la libertad condicional.Para octubre de ese año, ya había embarazado a su sobrina preadolescente.La reconstrucción de la historia, triste y cruel, estableció que el hombre llevó a su sobrina a una zona rural de Gobernador Roca con el pretexto de ayudarlo con la sacrificada tarea del campo. Pero terminó siendo raptada, prácticamente aislada de la civilización.En esa situación nefasta se mantuvo por espacio de cinco años, porque el depravado la convirtió en su mujer. En ese lapso, la joven trajo al mundo a cuatro hijos. La Justicia se encargó de confirmar, a través de la prueba de ADN, que los chicos son hijos biológicos del imputado.Los investigadores establecieron, incluso en base a la declaración de la víctima, que la madre del ex convicto habría tenido una actitud cómplice con su hijo y hasta habría apañado lo que ocurría en esa zona de monte de Gobernador Roca.Yaya elevó la causa a debate oral por los cargos de “abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante y rapto”.La complicidad“La abuelita me dijo que él era buenito”, habría contado la joven víctima, que estaría a punto de cumplir 19 años, en los estrados judiciales del Juzgado de Instrucción 2 de Posadas, a cargo del magistrado César Yaya.La historia de hombres que han mantenido cautivas a mujeres para convertirlas en instrumentos sexuales, sin entidad ni espíritu, se repitió en Argentina y el mundo.En este caso puntual, ocurrido entre 2005 y 2010, los investigadores establecieron que el detenido debió contar, inexorablemente, con la complicidad de familiares de la víctima.“De lo contrario no se entiende cómo pudieron confiar a una niña de trece años a un hombre que había purgado condena por un delito similar, en el que la víctima también resultó ser una sobrina”; indicó uno de los hombres asignados a la pesquisa de la causa.
Discussion about this post