Decir que me siento triste porque tal hecho no es como quiero, o tal persona no actúa como espero, es sacar el poder que hay en tí y depositarlo afuera para que alguien o algo más te haga feliz, y así culpar y hacerle cargo a algo externo de lo que te compete a tí y solo a tí.Los demás pueden hacer lo que quieran y en ese bagaje de cosas que ves que suceden afuera puedes elegir que tomar, que quieres, que necesitas y que te hace bien.Puedes elegir compartir tal reunión con esos amigos, o no. Puedes elegir pasar las fiestas con la familia, o no. Puedes elegir ser tú mismo o dejarte llevar y ser lo que los demás esperan de tí, atendiendo a cada reclamo sobre tu persona. Puedes elegir reclamar a los demás algo que esperas, o aceptarlos tal cual como son. Puedes entender que cada uno es como puede, o no, y enojarte y hacer “berrinches”. Puedes seguir triste esperando que alguien venga a hacerte feliz, o puedes levantarte, poner música y cocinarte algo rico. Puedes esperar que alguien te rescate de la situación en la que estas o puedes ser tu propio héroe buscando la forma de salir de esa situación que te tiene atrapado. Puedes vivir quejándote o actuar y hacer algo para que eso cambie. Puedes dejar que te sigan hiriendo o buscarte personas más saludables con quienes compartir. Puedes sentirte solo o disfrutar de tu compañía y las cosas que te gustan hacer.Nadie sabe mejor que cada uno, lo que sucede adentro, nadie sabe mejor que nosotros lo que nos gusta, agrada o necesitamos. Podemos pedirlo, claro que sí, pero eso no significa que si o si atenderán a nuestro pedido, ¿puedo enojarme por ello? Eso depende de cada uno, enojarse también es elegir darle el poder a otro. Y cuando me refiero a poder, me refiero a la capacidad que tenemos de ser protagonistas de nuestras vidas e ir tomando el rol que más nos sea útil en cada momento, el rol que nos empodere. Utiliza tu libertad de elegir.Hay una frase conocida que tiene mucho sentido: lo que hagan los demás es su karma, como reacciones tú, es el tuyo.No digas, ella me hace enojar con su forma de ser. O por culpa de él no pude hacer tal cosa, porque fuiste tú quien le dio el poder de hacerlo. Tus acciones dependen de ti, de nadie más.Evita echar culpas y hazte responsable de lo que te sucede. Y recuerda: no existen premios ni castigos, solo consecuencias. Si tomas una decisión y esa decisión no fue la acertada, vuelve a elegir, una y otra vez, hasta dar con la adecuada. Elije tú, decide tú, y escribe tu qué quieres para tu vida día a día, y todo será más agradable y llevadero.ColaboraNatalia de las NievesTerapeuta MotivacionalEn Facebook: RincónDe Luz y Bienestar154366593
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