Andar a tientas por la vida, con un bastón en la mano; enfrentar los obstáculos con los demás sentidos. Ese camino es conocido por Lucía Soledad Velázquez, una joven de 28 años, ciega desde los tres meses de vida. Gracias a una familia que supo contenerla y guiarla, su discapacidad pasó casi inadvertida: con mucho esfuerzo logró ir a una escuela de modalidad común, ganó una beca en el Centro Cultural Paraguayo Americano donde estudió inglés durante cuatro años, toca el piano y la flauta dulce, práctica natación, tenis y es masoterapeuta. Ahora, lucha por su más grande sueño, al mismo tiempo, su mayor desafío: ser periodista. Ese ideal comenzó cuando era una niña. A los 8 años lo decidió y a esa edad se encontró con las primeras dificultades; quería ir a la escuela con sus amigas pero no podía. En su pueblo natal, Capitán Miranda distrito del departamento de Itapúa, Paraguay, los colegios no la aceptaban.Un día “apareció una monja y me llevó a la capital de Paraguay, en Asunción”, relata Lucía mientras escribe una frase utilizando el punzón sobre una regleta de Braille.En la capital comenzó la escuela para ciegos, estuvo dos años y medio. “Después notaron mi capacidad y pude integrarme a la escuela de modalidad común en mi pueblo”.A los 22 años finalizó el secundario y su familia sabía que era el momento: Lucía fue a la Universidad.A comienzos de 2012 viajó a Posadas y se inscribió en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales donde estudia la Licenciatura en Comunicación Social. Sus herramientas de aprendizaje han sido un grabador, el punzón con la regleta de Braille y fundamentalmente la computadora con la que realiza los trabajos prácticos y la lectura de libros digitalizados. Su inspiradora energía la muestra segura de lograr sus objetivos: cursa el último año de la carrera y decidió que ejercerá el periodismo radial o digital. En la muñeca izquierda lleva un reloj Braille: “son las 16.30”, dice mientras levanta la hoja, nos permite tocar los relieves de lo que ha escrito: “Soy Lucía una chica repleta de sueños”. Con su experiencia de vida nos ayudó a entender cómo la mente humana es capaz de adaptarse y superar incluso el peor de los obstáculos. PorSusana Breska [email protected]
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