De acuerdo a la publicación periodística, un alto directivo de Enarsa confirmó que esta situación ya fue comunicada oficialmente por Bolivia, por lo que el ducto permanecerá inactivo o a lo sumo se lo usaría para almacenamiento durante el verano.La megaobra, iniciativa de la empresa Techint que luego se convirtió en una de las banderas Nac&Pop, se lanzó en 2003 mediante un acuerdo entre los presidentes Néstor Kirchner y Evo Morales, sin embargo, durante toda la década en que gobernó el kirchnerismo, las constantes demoras, los conflictos de intereses y factores políticos complicaron al extremo la realización del proyecto. Al fin de la década, y al filo del cambio de gobierno, se licitaron las obras y se avanzó en la ingeniería de las mismas, pero evidentemente se perdió el rumbo en la planificación de su funcionamiento efectivo. No es un dato menor que en ese trayecto se dejaron de lado las obras de extensión del gasoducto a Corrientes y Misiones, hoy probablemente excluidas definitivamente del importante proyecto.La deficiente gestión del proyecto, empero, deja mal parados a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, pero no le quitan trascendencia a la obra en sí, calificada peyorativamente de “faraónica”, como sinónimo de innecesaria y costosa, por los autores de la nota. Por el contrario, el objetivo original de la construcción del G-NEA sigue vigente. La provisión de gas natural, que hoy es un privilegio del país central, priva a las provincias del NEA de ese beneficio, era y sigue siendo una necesidad. La reparación histórica que implicaba el proyecto original, con Misiones y Corrientes incluidas, sigue pendiente, más allá de los vaivenes de la política.
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