Nació en Buenos Aires, bajo el nombre de Mauricio Rajmín Borensztein, en el seno de una familia judía de clase media.Con un impecable gusto por el buen humor afilado y crítico de una realidad argentina transcurrida en varias décadas, un hombre supo ser al mismo tiempo capocómico e historiador. Es que al volver a ver los monólogos de Tato Bores no quedan dudas de que gran parte de la historia política de la Argentina ha sido narrada de una manera admirable por este mito de la pantalla chica nacional.Mediante un libreto que reunió características de comicidad, crítica a la sociedad, y realidades innegables, aquel hombre ataviado con un frac, una peluca, un par de anteojos de marco grueso y un habano, supo conquistar el corazón de los argentinos, quienes se volvieron seguidores incondicionales de sus shows televisivos, donde los monólogos sabían encontrar la risa de los televidentes. Su máxima consagración llegó de la mano de la televisión, comenzando en 1957 con su participación en el ciclo “La familia GESA se divierte”, y posteriormente convirtiéndose en uno de los artistas más requeridos por los empresarios nacionales. Llegarían así sus propios ciclos televisivos, tales como “Tato, siempre en domingo” por Canal 9, “Por siempre Tato” en Canal 11, “Dígale sí a Tato” y “Déle crédito a Tato” por Canal 13, “Tato para todos”, “Tato Diet”, “Tato de América”, y por supuesto su inolvidable “Good Show”.Murió en Buenos Aires el 11 de enero de 1996. A más de dos décadas de su desaparición, la sagacidad de sus comentarios continúan siendo su mayor virtud, el hecho por el cual conquistó los corazones de los televidentes, quienes ante una reposición televisiva de sus ciclos no pueden evitar sentir que la historia política nacional es la misma aunque pasen los años.
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