Según un informe publicado por Economía Feminista, “la brecha salarial entre hombres y mujeres es en Argentina de 27,2%, de las más altas en Latinoamérica, de las cuales 12,6% es explicada por elementos que corresponden al mercado de trabajo”.Esta cifra, a su vez, se agrava en provincias como Misiones, Salta y Chubut dado que las mujeres ganan un 65% menos que un hombre.Sobre ello, la doctora en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam), Silvana Martínez, precisó que “en muchas provincias periféricas las desigualdades se profundizan debido a que “persisten sociedades muy conservadoras, feudales y patriarcales”. “Si a esto le sumamos las desigualdades en términos de distribución de la riqueza, acceso a la educación, falta de oportunidades laborales, falta de formación y capacitación en términos de derechos ciudadanos, imposibilidad de acceso a ciertos bienes culturales y a limitación de conocer otras realidades la situación se agrava. Las desigualdades sociales están mutuamente imbricadas, se entrelazan y profundizan. Es decir, no es lo mismo ser mujer; que ser mujer y pobre; que ser mujer originaria y pobre; o ser mujer originaria, pobre y analfabeta”, explicó Martínez.Manifestó que estas diferencias se observan más entre las profesiones vinculadas a lo social y al cuidado que “fueron ejercidas mayoritariamente por mujeres” (psicología, docencia, trabajo social, enfermería, entre otras) y a otras profesiones vinculadas al campo de la economía, finanzas, política, matemáticas e ingenierías que “históricamente fueron para varones”. “Esta toma de decisiones vocacionales estereotipadas en función del género aún persisten: por ejemplo en el campo del Trabajo Social el 90% de los profesionales son mujeres”, reveló Martínez, presidenta del Colegio de Profesionales de Servicio Social de Misiones.Cabe destacar además que el estudio señala que en algunos casos en los que la capacitación aumenta, la brecha salarial disminuye, no obstante señalaron que “esto no es lineal” dado que en Argentina “solo el 7% de los altos cargos ejecutivos (CEO) en empresas están ocupados por mujeres y aquí la brecha salarial asciende a más de 40% en desventaja para las mujeres”.“Las mujeres que trabajan se encuentran con otro serio obstáculo que se denomina techo de cristal, una metáfora que intenta dar cuenta de barreras artificiales e invisibilizadas construidas y sostenidas por prejuicios organizacionales y estereotipos de género que bloquean, impiden o anulan las posibilidades de las mujeres a acceder a puestos jerárquicos y posiciones de poder”, sentenció al respecto Martínez. Esto -añadió- no solo pasa en el ámbito laboral, sino también en los partidos políticos. “La idea de cristal alude a un límite imaginario y, por ende subjetivo, que impide a las mujeres que ya participan en el ejercicio del poder, escalar las máximas posiciones jerárquicas”, destacó.De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las diferencias en características observables de cada trabajador o trabajadora, en factores como educación, experiencia laboral, sector económico, región, intensidad laboral y ocupación, solo explican un 46,3% de la brecha de ingresos entre mujeres y varones. “¿Y el restante 53,7% cómo se explica?”, inquirió el informe, a la vez que responde que “es difícil dar una respuesta concreta a ello ya que intervienen factores esquivos o incluso de imposible medición”.“Es necesario abordar este problema desde las múltiples dimensiones que lo configuran: fundamentalmente necesitamos modificar la cultura patriarcal, desmontar los mitos, prejuicios, estereotipos, expectativas, prácticas y discursos en torno a las mujeres y al género femenino”, cerró Martínez.
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