El libro “Relatos de Familia” de Ramón Cura se lanzó en octubre del año pasado, pero en esta semana que se conmemoró el Día de la Justicia, Verdad y Memoria cobra un profundo significado porque trata de un joven estudiante de Apóstoles que fue detenido, torturado y exiliado en la época de la dictadura militar. Desde joven, junto a su mujer, Cura partió rumbo a Brasil, luego por medio de organismos de las Naciones Unidas, residieron quince años en la ciudad canadiense de Montreal, donde tuvieron dos hijos. En la década del 90 regresaron a la tierra colorada y hoy cuenta su historia a las nuevas generaciones para que conozcan el pasado y puedan decir: “Nunca más”. El escritor destacó que muchos adolescentes y adultos se identifican con las historias del libro, que muchas de ellas se refieren a simples anécdotas de pueblo. “Fui detenido en noviembre de 1976 y salvajemente torturado, muy golpeado, mi padre fue secuestrado en Apóstoles, en 1978, un par de meses; lo dejaron en Gobernador Virasoro en Corrientes, y apenas pudo llegar a casa. Todos esos años oscuros que quedaron muy marcados y estaba preocupado porque quería contar a los chicos y que no pase nunca más, a ellos ni a nadie”. El autor describe que parte de su obra relata lo sufrido en la dictadura; lo que significó su exilio en el 79, cuando fue obligado a viajar a Brasil y, a través de un tratado internacional, vivir 15 años en Canadá, donde conformó una familia, pero nunca pudo olvidarse de su querida tierra colorada. “Fue una cultura distinta, y con un clima de nueve meses de frío y tener que hablar dos lenguas diferentes. Yo viví en la parte francesa, por eso hablo mejor ese idioma que el inglés, me ha quedado una cultura importante y estoy agradecido por eso”. No repetir el pasadoA esto, el apostoleño recordó en su estancia en Canadá sobre la importancia que los golpes de estado no tienen que volver a repetirse y que la población debe estar alerta para que ello no ocurra. “El argentino tiene una memoria muy frágil, olvida los acontecimientos, y nos han pasado cosas muy terribles, entonces quiero evitar que vuelva a ocurrir eso y facilitar algo útil, que los jovenes vean que cuando se esta presentando una situación así, hay que actuar rápido para prevenir, y en esta historia creo que me comporto como un docente tratando de explicar esa realidad. Es difícil de explicar, porque son hijos de la democracia y no vivieron la tortura y la persecución que nosotros vivimos”, aclaró. Siempre sale el solPor otra parte, el profesional recordó que en el país del norte, los latinos son considerado ciudadanos de segunda y que lo hacen sentir con frecuencia, esto se dio porque la dictadura argentina nunca le dio sus documentos y en consecuencia, recuerda que tuvo que convertirse en ciudadano canadiense y que se sintió muy contento por volver, pero los acontecimientos del pasado siempre están presentes. “Hay cosas que me juegan una mala pasada, a veces hay sueños que no son muy agradables, han pasado muchos años, pero quedan las cosas registradas y por ahí tengo pesadillas, pero felizmente al otro día sale el sol y estoy en libertad, eso es lo que festejo, esa libertad de expresarme, de poder tomar un vaso de agua a cualquier hora sin pedir a nadie permiso, de salir y estar con mis amigos, de estar en mi tierra y volver a sentirme argentino”.Tristeza y orgullo En 1990, Ramón Cura, su esposa y sus dos hijos regresaron a Misiones para afincarse definitivamente, pero en 1998 la tragedia golpeó nuevamente a Ramón cuando su hijo falleció en un accidente de tránsito en Ituzaingó. “Viajó con unos amigos y cuando cruzaba la calle, una chica que le había sacado el auto a su padre lo atropelló. Son esos accidentes que uno nunca se puede explicar”. En este sentido, la vida recompensó a Ramón, quien hace una semana celebró la graduación de su hija como Licenciada en Relaciones Internacionales, en la ciudad de Rosario. Verdad y memoriaFinalmente, el autor creó un material bibliográfico de fácil comprensión y no tan voluminoso, para que los adolescentes tengan el gusto y el placer de leerlo y sirva a las generaciones futuras para que conozcan su historia. “Participé de las actividades por el Día de la Verdad, la Memoria y la Justicia, creo que estamos cumpliendo con el objetivo de dejar la llama prendida, alimentando ese fueguito para que se hable de esas épocas que fueron terroríficas, porque desapareció mucha gente. Y el otro problema que vemos es que estan parados todos los juicios a los militares y represores. No queremos regalarle a nuestra juventud lo que nos paso a nosotros”.
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