Las críticas que inesperadamente le formuló la conductora, contrariando el apoyo sin fisuras que le brindó siempre, no solo es una señal indicadora de que el año político ya comenzó a rodar, sino que refleja las crecientes dudas sobre la marcha de la economía. Los datos duros de la realidad no terminan de confirmar el discurso oficial sobre el fin de la recesión y el inicio de un ciclo de crecimiento. Algunos dichos del primer mandatario en la entrevista, como cuando dejó al descubierto que no conoce el monto de la jubilación mínima, sumaron un “error” más a los tantos que el Gobierno nacional se ha visto obligado a admitir, o disimular, al quedar expuestos ante la opinión pública. El tema puede parecer menor, pero suma para el lado de la incertidumbre sobre los fundamentos reales de las promocionadas políticas del Gobierno de Cambiemos, especialmente en lo que hace a la economía real y el sector interno. Las dudas sobre la solvencia del discurso oficial en materia económica comienzan a ver la luz en forma inesperada. En la semana, por ejemplo, se informó que los números fríos podrían desacreditar nada menos que a la piedra filosofal del discurso del Gobierno en la coyuntura, el proceso de desinflación que supuestamente avanza a un paso acelerado y por el cual el BCRA estimó que el índice a fin de año será de un 17%. Las mediciones de las consultoras privadas estarían registrando un incremento que podría llevar el índice del mes de marzo a superar el del 2%; algo que obviamente, preanuncia un resultado anual muy lejano al vaticinio del BCRA. Los analistas coincidieron en que como ya ocurrió en febrero, la suba no se puede adjudicar a los tarifazos -que por otra parte, continuarán en los meses próximos- y por ello no dejan a salvo la inflación núcleo, que también tiende a subir.
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