Señora Directora: Este viernes se cumplirá un cuarto de siglo desde que el 17 de marzo de 1992 un atentado terrorista hiciera volar la sede de la Embajada de Israel en la Argentina. Desde entonces mucha agua ha corrido bajo los puentes y ha sido un torrente lo que se ha aseverado, mentido y disimulado sobre las responsabilidades en ese artero ataque, pero muy poco lo que se ha avanzado en la búsqueda del esclarecimiento de un hecho que costó la vida a 22 personas y dejó más de 200 heridos.Desde entonces la causa judicial principal, responsabilidad de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, logró muy poco avance y hace años se halla paralizada. Y otra lateral a ella, la de los encubrimientos que enmarañaron hasta lo incomprensible la investigación y cualquier posibilidad de encontrar actores e ideólogos –ya elevada a juicio- también espera la Cámara que debe realizarlo se decida alguna vez a abrirlo.Ese oscuro pantano es también el que hoy se observa en el avance del segundo y más cruel: el de la Amia, dos años después, el 18 de julio de 1994.
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