Señora Directora: Me parece muy preocupante la incertidumbre que se abre en torno al inicio de clases por el conflicto en curso en razón de que se desoye el reclamo de los docentes, por un lado, y la tozudez del gobierno que no admite que hubo pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores y quiere volver a reducirlo, por el otro. A lo que se suma la reciente declaración de “conciliación obligatoria” que “suspende” la huelga y que, en realidad, solo servirá para echar más nafta al fuego. Los maestros siempre han pertenecido a, quizás, el sector más relegado en los últimos 50 o 60 años, comienzo de una larga decadencia educativa y ya dejó de ser una de las mejores de América Latina.Se están llevando las cosas a límites extremos, donde el enfrentamiento parece inevitable y, de ocurrir, nos esperan largos meses de días sin clases u otros interrumpidos que muy poco servirá para el aprendizaje y la formación de nuestros hijos. Es lamentable que en su inmensa mayoría el salario de los docentes, como el de muchos otros trabajadores, esté por debajo del costo de la canasta familiar y se pretenda seguir sumergiéndolos aún más en la pobreza.Además es enorme el perjuicio que se provoca a niños y jóvenes que con una capacitación deficiente deberán mañana salir a competir en el mundo del trabajo, en un ambiente cada vez más competitivo y exigente. Con políticas así se vuelve a apostar al privilegio de ciertas élites (a la cual pertenecen nuestros actuales gobernantes) con capacidad de contratar una educación excelente y fuera del país.
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