En 1970, cuando pudo tener un programa propio, él mismo se denominó "Chespirito" y dio al luz al "Chapulín Colorado". Pero el personaje que lo catapultó a la fama mundial aparecería un año más tarde, con la creación de "El Chavo del 8". Ambos funcionaron tan bien que el programa se dividió en dos, dedicando media hora a cada uno. Estos trabajos, si bien no fueron los únicos, son los que le dieron mayor trascendencia, marcando la infancia de distintas generaciones hasta hoy en día.
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